Donde anida el odio

Querer ignorar o no combatir el auge conservador, reaccionario y de extrema derecha que recorre Europa, Estados Unidos y otros países del mundo como Argentina, no sólo es una torpeza sino también una irresponsabilidad extrema.

Susana Alonso

Este fenómeno, que se extiende como una sombra sobre las democracias modernas, amenaza los valores fundamentales de la libertad, la igualdad y la justicia que han sido el pilar de nuestras sociedades.

No hay que olvidar que los movimientos conservadores y reaccionarios se basan, en general, en el miedo y la desinformación para ganar apoyo, explotando las inseguridades de la población ante los cambios sociales y económicos.

Esta estrategia no sólo divide a las comunidades, sino que también erosiona la confianza en las instituciones democráticas y fomenta un clima de polarización y conflicto. La situación que actualmente vivimos en el Estado español es un ejemplo de cómo los movimientos conservadores y reaccionarios pueden influir en los estamentos de poder.

Recientemente, el presidente Pedro Sánchez ha denunciado la «internacional ultraderechista» y la «industria del fango» que difunden odio y desinformación, incluso desde las sedes judiciales.

Esta situación refleja la tensión entre los valores democráticos y los movimientos que buscan limitarlos. Por ello, es vital que la sociedad se mantenga vigilante y solidaria con aquellos que son perseguidos por defender la democracia. La desinformación y los ataques judiciales pueden crear un clima de miedo y desconfianza, haciendo que sea más difícil para los ciudadanos ejercer sus derechos democráticos.

Es necesario que los ciudadanos, los dirigentes políticos y las organizaciones democráticas de la sociedad civil se unan para contrarrestar esta tendencia. Ello implica no sólo denunciar las mentiras y la manipulación, sino también promover una educación crítica e inclusiva que fomente el pensamiento independiente y la comprensión mutua. Sólo así podremos construir una sociedad más justa y equitativa, capaz de resistir los embates del conservadorismo reaccionario y avanzar hacia un futuro más prometedor para todos y todas.

La situación actual es preocupante para muchos demócratas que ven como sus derechos y libertades están siendo amenazados. Hay que actuar contra los que utilizan la difamación y la persecución de los que defienden valores democráticos, ya que sino se pueden derivar consecuencias graves, como la represión de la libertad de expresión, la limitación de la participación política y la intimidación de personas que luchan por la justicia social.

Denunciar, además, la desinformación y los ataques judiciales debe ser una prioridad para todos los demócratas, ya que pueden crear un clima de miedo y desconfianza, hacer que sea más difícil para los ciudadanos ejercer sus derechos democráticos. Es crucial que la sociedad se mantenga vigilante y solidaria con aquellos que son perseguidos por defender la democracia.

Es cierto que estas dinámicas no son exclusivas del Estado español. En muchos países, los movimientos conservadores y reaccionarios están ganando fuerza, a menudo con el apoyo de medios de comunicación y empresas que difunden desinformación para desacreditar a sus oponentes. Esto crea un entorno hostil para los defensores de la democracia y los derechos humanos, que se encuentran bajo una presión creciente.

Por ello, es importante que los sectores populares se mantengan informados y activos en la defensa de los valores democráticos. Esto puede incluir participar en manifestaciones, apoyar a organizaciones que luchan por la justicia social y la libertad de expresión, y utilizar las redes sociales para contrarrestar la desinformación.

Combatir el odio y la desinformación es fundamental para construir una sociedad más justa y solidaria. Es importante que todos nos comprometamos activamente a desenmascarar a aquellos que intentan manipularnos y dividirnos. La solidaridad y el compromiso activo son claves para resistir estas fuerzas negativas y trabajar juntos para desenmascarar a los farsantes, encantadores de serpientes, que nos quieren sumisos y esclavos.

Con nuestro compromiso, nuestra solidaridad y el trabajo conjunto podemos construir una sociedad más justa y equitativa. Es importante que todos y todas nos impliquemos en la lucha contra el odio y la desinformación, y que trabajemos para defender los derechos humanos y promover valores de respeto y empatía para todos.

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