El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, fue protagonista la semana pasada. Primero se filtró que su partido piensa en él como candidato a la alcaldía de Santa Coloma de Gramenet. Después, en unas declaraciones, encabronó a JxCat dando credibilidad a las informaciones que dicen que el entorno de Carles Puigdemont se había reunido con el Kremlin para intentar buscar apoyos en el proceso independentista. Y, a pesar de que las dos cosas no parece que estén ligadas, fuentes próximas a Rufián explican que él sospecha que hay una operación interna en ERC para que deje el Congreso, y tiene la impresión de que las cloacas de ERC dejaron que se quemara con la polémica con JxCat y tardaron en salir a defenderle como un elemento más de presión.
Durante las horas y los días posteriores en las polémicas declaraciones de Gabriel Rufián sobre las hipotéticas relaciones entre Carles Puigdemont y el Kremlin, el portavoz de Esquerra en el Congreso de los Diputados echó de menos tanto que su partido o el Govern le apoyara que, para arreciar su relato de las cosas, no dudaba en coger el teléfono y hablar con todos aquellos periodistas que lo requerían. Eso sí, fuera de micrófono.