Las últimas elecciones municipales de 2023 dejaron el mapa político del Pirineo teñido de rojo. Por primera vez en democracia, la práctica totalidad de las capitales de comarca del Alt Pirineu y de Aran pasaron a manos de formaciones de izquierdas (PSC, ERC, independientes progresistas…), rompiendo así la histórica hegemonía que había tenido el pujolismo.
Esta marea roja solo se detuvo a las puertas de Puigcerdà, la capital de La Cerdanya. Aquí ganó las elecciones Joan Manuel Serra (ERC) con cinco concejales, pero le cerró el paso a la alcaldía una coalición formada por Junts x Catalunya (JxCat) y la agrupación Futur x Puigcerdà (FxP) encabezada por el empresario Francesc Armengol, destacado exponente del antiguo sector negocios de CiU y notorio cacique de la comarca.
Según el pacto acordado, Jordi Gassió, cabeza de lista de JxCat, asumiría la alcaldía durante los dos primeros años de mandato, y Francesc Armengol, los dos restantes. Según estas previsiones, el relevo se formalizará este mes de junio próximo.
Pero las aguas políticas de Puigcerdà bajan muy turbulentas. Quien debe ser el próximo alcalde, Francesc Armengol, ha sido sancionado por el propio Ayuntamiento por haber ejecutado obras de ampliación de su gasolinera, con la construcción de un supermercado y de una zona de lavado de coches, sin tener los permisos municipales y de la Generalitat en regla. Esta grave infracción le ha supuesto la imposición de una sanción de 150.000 euros, que ha quedado reducida a 30.000 euros por haberla pagado voluntariamente.
Al constatarse las irregularidades urbanísticas cometidas por la empresa de Francesc Armengol, el jefe de la oposición, Joan Manuel Serra, ha pedido la dimisión fulminante del líder de FxP, que ahora ocupa el cargo de primer teniente de alcalde del Ayuntamiento, responsable de las áreas de Promoción Económica, Comercio y Turismo, y que se niega con vehemencia a abandonar el consistorio. Esta situación ha abierto, de repente, una crisis en el grupo de JxCat, en el que el actual alcalde, Jordi Gassió, mantiene el apoyo al acuerdo firmado con Francesc Armengol, pese a la dura sanción que le ha sido impuesta.
Quien no acepta esta surrealista y escandalosa anomalía es el concejal Jordi Palomino, que hasta hace poco ocupaba la cartera de segundo teniente de alcalde de Cultura, en representación de JxCat. Este concejal considera inmoral que Francesc Armengol siga formando parte del consistorio y que, además, se convierta en el próximo alcalde.
El actual alcalde, Jordi Gassió, le ha retirado la confianza y le ha desposeído de la segunda tenencia de alcaldía. Además, el partido JxCat le ha abierto un expediente sancionador. Lejos de arrastrarse, Jordi Palomino ha pasado a ser concejal no adscrito al consistorio y ha roto el carné de JxCat.
El último pleno municipal, celebrado la semana pasada, fue especialmente movido, con duras acusaciones cruzadas entre ERC y el concejal no adscrito, por un lado, y el equipo de gobierno, por otro. Incluso, el concejal Celso Llombart (FxP) atacó con cuestiones relacionadas con los problemas de salud de Jordi Palomino.
En el trasfondo de esta crisis también está la sacudida que ha supuesto el nombramiento, por parte del gobierno de Salvador Illa, del anterior alcalde de JxCat, Albert Piñeira (2011-23), como nuevo director de la Casa de la Generalitat en Perpiñán. Albert Piñeira siempre se había enfrentado a las triquiñuelas de Francesc Armengol y es una persona estrechamente vinculada al concejal Jordi Palomino.
*Puedes leer el artículo entero en el número 1618 de la edición en papel de EL TRIANGLE.