Laporta ya es un mandado oficial de Florentino

Olmo puede seguir jugando únicamente gracias a la presión del Madrid al CSD

Florentino Pérez y Joan Laporta

Florentino Pérez, el presidente del Real Madrid, está dispuesto a sacrificarlo todo para cobrar una pieza de caza mayor sin precedentes: la cabeza del presidente de LaLiga, Javier Tebas, su archienemigo en la batalla de fondo para imponer un nuevo modelo de competiciones, tanto nacionales como continentales, que reduzca los torneos domésticos como LaLiga y dé una nueva orientación a los enfrentamientos continentales, básicamente sin la tutela ni los beneficios de la UEFA y de LaLiga, los dos organismos que ahora mismo le impiden desplegar su plan de un nuevo orden futbolístico mundial.

Libre. Gratuita. Justa. Mejor para el fútbol , reza el principio activo de la nueva Unify League que, forzosamente, necesita disponer de las fechas intersemanales, es decir, las de la UEFA, por su formato que, en la categoría masculina, contemplaría la participación de 96 clubes en cuatro ligas: Star, Gold, Blue y Union. El sistema, según la sociedad impulsora del proyecto, A22, «garantiza una competición dinámica e inclusiva. La Star League y la Gold League incluyen 16 clubes cada una, mientras que la Blue League y la Union League cuentan con 32 clubes cada una».

En el tránsito de la idea original, una liga cerrada a los clubes históricos que asegurara cada temporada los grandes duelos entre Barça, Madrid, PSG, Juventus, Milan, Inter de Milán, Manchester City, Manchester United, Arsenal, Liverpool y Chelsea, por ejemplo, y sólo abierta por invitación a clubes de las ligas europeas, lo que ha acabado queriendo ser la Unify League es la sustitución de la Champions League, la Europa League y la Conference League por sus propias competiciones, mediante reglas y fundamentos que, si se analizan, son calcados a los principios y normativas de LaLiga que viene defendiendo y luchando su presidente, Javier Tebas, tanto en la explotación comercial como en el rigor de un control financiero.

«El fútbol europeo —exige la Unify de Florentino Pérez— debe de ser sostenible y, por ello, el gasto de los clubes debería basarse únicamente en los recursos que los clubes sean capaces de generar, y no en inyecciones de capital de terceros que distorsionan la competición. Las normas de sostenibilidad financiera deben limitar el gasto de los clubes en salarios y traspasos de jugadores a un porcentaje fijo de sus ingresos anuales, con una normativa específica ajustada a los clubes más pequeños y al periodo transitorio».

Resulta curioso que, precisamente para decapitar a LaLiga, cargarse a su presidente y destrozar la estructura y fundamentos actuales del equilibrio y orden económicos que tantos esfuerzos ha costado alcanzar al propio Gobierno y a los clubes a lo largo de los últimos años, Florentino esté dispuesto a permitir que Dani Olmo, en beneficio del Barça y de su cómplice más destacado en su guerra contra la UEFA y contra LaLiga, Joan Laporta, siga jugando con una licencia impuesta por el Consejo Superior de Deportes (CSD). Una licencia a costa de saltarse y burlarse del complejo y exigente proceso de altas federativas que sólo se expiden con el visto bueno, jugador por jugador, de los controles económicos pertinentes y rigurosos para que su contrato se ajuste al margen salarial de cada club según la normativa de LaLiga, también aprobada y promovida por el CSD.

Dani Olmo seguirá vistiendo de azulgrana, sin embargo, en virtud de un poder superior a todos: el de Florentino, contra la evidencia de que Laporta no disponía, ni en agosto pasado, ni en diciembre, ni en enero, ni tampoco ahora, de fair play financiero para ficharlo y poder inscribirlo. Una situación objetiva, ya que el propio Florentino presume de estar detrás de la luz verde del CSD y el auditor del Barça, Crowe Global, no ha incluido en la cuenta de pérdidas y ganancias, hoy en día, el ingreso de los 100 millones de los asientos VIP que podrían haberle proporcionado el margen salarial suficiente.

A cambio, lógicamente, Laporta y el Barça quedan aún más en manos del presidente del Real Madrid y de la factura que quiera cobrarle por ese favor personal que, además de reforzar el vestuario de Hansi Flick de cara a la conquista de LaLiga, la Copa del Rey y la Champions, ha salvado a Laporta del ridículo, el desprestigio y el perjuicio de arruinar una inversión de casi 80 millones entre la amortización y la ficha de Olmo si llega a quedar libre por la cláusula del miedo de su contrato, si en algún momento no puede ser inscrito por LaLiga y la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Joan Laporta, el presidente del Barça, ya es oficialmente un mandado de Florentino. Para lo que haga falta.

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