Mientras el Real Madrid ha vuelto a denunciar a Javier Tebas, el presidente de LaLiga, por una revelación de asuntos internos de la patronal —en concreto la postura contraria de Florentino Pérez a una reforma integral del arbitraje en una votación de la asamblea celebrada tiempo atrás—, Joan Laporta también intenta, por su parte, estrechar la pinza sobre lo que se ha convertido, indiscutiblemente, en el enemigo público número 1 de los dos clubes grandes; en el caso de Laporta, con la amenaza de presentar una reclamación oficial por otra acusación parecida.
La diferencia es que mientras el Real Madrid ha elevado una protesta formal al Tribunal Administrativo del Deporte (TAD), según una posible infracción por «no guardar el secreto de las deliberaciones de la Asamblea de LaLiga», el presidente azulgrana se ha limitado a emitir un comunicado advirtiéndole de la posibilidad de formalizarla. Solo humo y ruido, la típica maniobra mediática laportista con la intención de hacerse el ofendido por la nota de LaLiga del 2 de abril pasado sobre la situación real del fair play financiero del Barça de Laporta, de nuevo excedido.
Se trataba solo de sumarse a la nueva OPA hostil de Florentino contra Tebas en la que, para cerrar el seísmo, ha forzado a Laporta a abandonar esta posición colaboracionista y de estrecha relación con LaLiga que le había llevado, incluso, a aceptar un puesto en la Comisión Delegada, a la que ahora ha renunciado dando un golpe de puerta debido al conflicto en torno a Dani Olmo, jugador al que la patronal y la Federación Española siguen sin conceder la licencia oficial por los recurrentes problemas de fair play de Laporta.
El presidente del Barça, a falta de artillería pesada para atacarlo de verdad, ha buscado sacar el foco de la verdadera y grave naturaleza de sus problemas con LaLiga, el retroceso a la situación de margen salarial excedido o, dicho de otra manera, la confirmación de que su operación de urgencia de los asientos VIP de hace poco más de tres meses, la que sirvió para simular un ingreso contable de 100 millones y así obtener el reconocimiento formal de haber recuperado la norma 1:1 para operar en el mercado de fichajes, era todo humo.
Esta situación de cierta normalidad, en la que Laporta no se movía desde hace ya tres años, y eso dando por bueno en 2022 que la venta de Barça Studios generó fair play real -que luego se demostró que no-, también ha resultado ser borrosa e inconsistente.
Laporta se ha quejado de que en esta aclaración de LaLiga de primero de mes, basada en la auditoría del propio FC Barcelona, que no recoge esta operación con dos empresas del Oriente Medio, se desvela información confidencial sobre los estados financieros del club. La reclamación, por absurda, demuestra que la única intención de insistir en esta postura no es otra que desviar la atención sobre la cuestión clave de fondo, que Laporta ha intentado, otra vez, engañar a LaLiga, al resto de los clubes y a los socios, con un truco contable que su propio auditor, no LaLiga, no se ha creído.
La reclamación, por infantil, vuelve a poner a Laporta en una posición ridícula, ya que hace apenas dos meses (19 de febrero) LaLiga hizo públicos, con el consentimiento de todos los clubes y porque se trata de un trámite de obligada divulgación, los márgenes salariales de la totalidad de los clubes de Primera y de Segunda División tras el cierre del mercado de invierno, siendo el del FC Barcelona de 463.642.000 € exactamente. Publicación a la que, por descontado, Laporta ni se opuso ni cuestionó ni negó ni tampoco sobre la que emitió ningún comunicado difiriendo de esta información que, básicamente, era la misma que la propia LaLiga le había confirmado el 3 de enero pasado y que su aparato de comunicación había filtrado a los medios catalanes como argumento para defender ante el mundo que él había gestionado mejor que nadie la inscripción de un futbolista como Olmo, que lo había hecho inmaculadamente.
Más allá de la legalidad, ya rutinaria, de hacer público el margen salarial de cada club, en la nota denunciada por Laporta, LaLiga no hace ninguna referencia al nuevo margen salarial del Barça que sí, explica y argumenta Tebas, se ve afectado en negativo por el reconocimiento propio del Barça de la inexistencia, por ahora, de la operación de los 100 millones. Solo especifica que si el 3 de enero LaLiga concedió al club un margen salarial sobre el informe de auditoría que certificaba y razonaba contablemente la venta de asientos VIP con fecha 31 de diciembre pasado, a la auditoría -firmada por una empresa diferente, en este caso por Crowe Global- de los estados financieros intermedios de la temporada, esta misma operación no queda reflejada de manera que a efectos del margen salarial el Barça de Laporta retrocede a la situación de excedido.

Por otro lado, el propio Laporta, en las asambleas ordinaria y extraordinaria celebradas respectivamente en octubre y diciembre pasado, además de exponerlo en su web, ha dedicado amplios espacios y un cuadro sobre la evolución del fair play financiero desde 2021 bajo el título «Qué es y cómo hemos recuperado el juego limpio financiero», una detallada evolución de este indicador desde el año 2021 cuando era de 98 millones hasta el 2024 cuando subió en 2021 a 426 millones. En esta explicación, el club expone sus propios desafíos para cumplir con el fair play: generar más ingresos que gastos cada año, mantener un patrimonio neto positivo (tener más activos que deudas) y evitar un endeudamiento excesivo en relación con los ingresos.
A Laporta no solo le cuesta cumplir con estas tres reglas básicas, sino que también cuesta encontrar esta información en la página oficial, que antes era muy accesible y recurrente.