‘Els Segadors’ sobran

Asistí al Congreso de Comisiones Obreras de Cataluña para escribir una crónica. Me sentí muy a gusto entre las cosas que se dijeron. Y no me hice una fotografía con el autobús de la línea 47 que había en la entrada del palacio ferial de Montjuïc donde se hacía el congreso del sindicato porque iba solo y un selfie no habría quedado bien. Pero consideré que cerrarlo cantando Els Segadors sobraba.

Cantar la Internacional ya me está bien. Es un himno a la solidaridad entre los trabajadores de todo el mundo. Els Segadors es el himno de un país. Y entiendo que el congreso de un sindicato no es el lugar adecuado para cantarlo. Tampoco en los congresos de los partidos y organizaciones que no son nacionalistas.

No he hecho un estudio a fondo del tema pero los partidos de izquierda españoles no acaban sus congresos y actos escuchando el himno nacional. Supongo que la extrema derecha sí lo debe hacer. Vox es capaz de cerrar los actos con el himno español a toda pastilla e incluso de poner canciones peores. No tengo claro si el PP lo hace. Son capaces, eso sí.

Cuando el Once de Septiembre desfilan las diversas delegaciones ante la estatua de Rafael Casanova una orquesta interpreta Els Segadors cada vez que se deposita una ofrenda floral. Aquí tengo que decir que tiene un cierto sentido tocar el himno de Cataluña aunque los vecinos deben acabar hartos y mi duda es, en este caso, si las organizaciones progresistas deberían participar en esta ofrenda. Lo dejamos para otro artículo.

Mientras el mundo funcione en base a países diferentes deberemos dar por bueno que tengan himnos y banderas que los identifiquen. Pero estoy convencido de que se debería dosificar su uso. Cuando hay competiciones deportivas en las que participan diferentes países es lógico que, si se quiere dar un aire grandilocuente a los enfrentamientos, se escuchen los himnos nacionales. Pero para de contar.

Que se tenga que cantar Els Segadors cada dos por tres lo encuentro excesivo e, incluso, una trivialización de lo que debería representar el himno. Y quien dice el catalán, dice el español, el francés o el de los Estados Unidos, expresión máxima de país que te cuela el himno y la bandera con cualquier excusa.

Dejemos los himnos nacionales para que los canten los patriotas de diferentes colores en sus actos y fiestas. Y, si hay que hacer propuestas, pongo sobre la mesa sustituirlos por el Himno a la Alegría en los actos y fiestas de los partidos, sindicatos y organizaciones que ven en el nacionalismo y el patriotismo unos valores trasnochados cuando no peligrosos.

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