La Assemblea Nacional Catalana (ANC) ha perdido un gran número de asociados en los últimos tiempos y su capacidad de convocatoria ha caído drásticamente. Los actos que convoca la plataforma independentista que preside Lluís Llach desde el 1 de junio del año pasado tienen una participación en franco declive. La asistencia a las Diadas del 11 de septiembre convocadas por la ANC han caído desde los 1,8 millones de 2014 a los 60.000 de 2024.
El tándem formado por Llach y Jordi Pesarrodona, responsable de Acciones en el Territorio de la ANC, se ha hinchado a organizar actos por Cataluña para tratar de levantar el ánimo de la militancia pero los resultados han sido más bien pobres. Las concentraciones habituales convocadas en varias poblaciones de Cataluña van languideciendo. Muchas quedan como simple recuerdo en el apartado donde están anunciadas en la web de la ANC. Además de la desilusión por el fracaso del procés y la pérdida de la mayoría independentista en el Parlamento de Cataluña, la marcha de Josep Costa y otros dirigentes del Secretariado Nacional, críticos con la dirección de Llach, ha contribuido a la crisis de la entidad. La apertura de las puertas de la plataforma a los simpatizantes de la ultraderecha de Aliança Catalana también ha generado rechazo y alejamiento por parte de no pocos socios de la entidad.
Para disimular la pérdida de militantes, la ANC decidió utilizar la Volta Ciclista a Catalunya con una exhibición de esteladas. Las personas que veían los finales de las siete etapas de la carrera se encontraban con una llegada llena de banderas esteladas, algunas de ellas colgadas de palos tan largos que, incluso, ponían en peligro a los ciclistas que se disputaban el triunfo de la etapa. En el portal de la ANC hay una extensa recopilación de imágenes de esta acción, en la que aparece el propio Pesarrodona colgando una estelada en Montserrat. Llach no participó en estos operativos.
El presidente de la ANC agradeció la exhibición de esteladas con un mensaje en la red X en el que decía que «Ahora será necesario que las colguemos en nuestros balcones. Debe empezar la remontada de nuestra autoestima. Tenemos que superar esa depresión colectiva que nos atenaza. Arriba las banderas. ¡¡¡ Estamos ahí!!».
Para superar esta «depresión colectiva», la ANC convocó una acción que tenía el éxito teóricamente garantizado: protestar un sábado contra Rodalies en la estación de Sants, en Barcelona. Calculó que habían asistido unas quinientas personas y Llach hizo una breve intervención, acusando a la dirección de Rodalies de hacer funcionar mal el servicio de forma «premeditada». Con motivo de esta performance, la ANC comercializó camisetas con el lema «FCK RNF FCK SPN». Las vendió a 12 euros. No se vieron muchas en la manifestación del pasado sábado.
Con Llach, la ANC ha adoptado una violencia verbal que no existía en los mandatos anteriores de Carme Forcadell, Elisenda Paluzie y Dolors Feliu. No sorprende este comportamiento en el cantautor que cumplirá 77 años el próximo 7 de mayo. Su obsesión antisocialista le ha llevado a decir que Miquel Iceta es «un poca cosa enamorado de sí mismo» y a calificar a Salvador Illa de «fascista, parafascista o pseudofascista».
La exhibición de esteladas e insultos no parece que recupere militantes para una ANC cuya dirección teme que los 60.000 asistentes a la Diada del año pasado sean todavía muchos menos el próximo 11 de septiembre.