El mafioso, el criminal, el genocida, el carcelero, el bufón y el traidor

La Tierra podría ser un paraíso y los 8.500 millones de seres humanos podríamos vivir en paz y armonía, disfrutando de un gran bienestar gracias a los maravillosos avances científicos conseguidos. Pero no. El veneno del poder y de la avaricia del dinero ha intoxicado el cerebro de algunas personas y, de manera dramática, tenemos hoy a un grupo de psicópatas, cargados de armas de destrucción masiva, al frente de gobiernos que amenazan la supervivencia de la humanidad en el planeta.

Un mafioso multimillonario, Donald Trump, ocupa la Casa Blanca y, ebrio de soberbia, ha decidido trastocar las reglas de la Organización Mundial del Comercio para obligar al resto de la comunidad internacional (con la excepción de Rusia, Bielorrusia, Corea del Norte y Cuba) a pagar un racket punitivo a todas las importaciones que entran en Estados Unidos. Previamente, ya había ordenado la salida de su país de la OMS, de los Acuerdos de París y promueve una hostilidad manifiesta contra los organismos que defienden los derechos humanos, como la ONU o la Corte Penal Internacional.

El mafioso de Mar-a-Lago mantiene una larga y estrecha relación de negocios con el criminal del Kremlin, Vladímir Putin, que, desde el año 1999, se ha convertido en el zar de Rusia, aterrorizando a su población. Los opositores que han osado levantar la voz contra este autócrata han acabado en el exilio (Mijail Jodorkovski) o en la tumba (Aleksei Navalni). Vladímir Putin es el autor de la abominable agresión militar contra Ucrania que, desde 2022, ha provocado una carnicería de más de un millón de muertos y heridos.

Otro buen amigo y protegido de Donald Trump es el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu. El metódico genocidio que está perpetrando en la Franja de Gaza y el cruel sufrimiento que inflige a la población palestina es una de las páginas más horrorosas de la historia de la humanidad.

En el mundo hay unos 1.900 millones de musulmanes y solo 15 millones de judíos. El martirio del pueblo palestino por las bombas y razias de Israel merece la absoluta indignación y la solidaridad de la totalidad de los hermanos en la fe de Alá, tanto los de la rama suní como la chií. Por culpa de los excesos sanguinarios de Benjamin Netanyahu, llegará el momento que los judíos, vivan donde vivan, no podrán salir de casa, por miedo de no poder volver.

Donald Trump también ha encontrado un excelente colaborador en el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, que le pone a disposición su sádico y distópico sistema carcelario para encerrar a los inmigrantes acusados de delinquir en Estados Unidos. En nombre de la seguridad, Bukele ha convertido El Salvador en un enorme campo de concentración, donde todo el mundo está bajo sospecha, si no demuestra lo contrario.

En esta corte de los horrores del mafioso de Mar-a-Lago no falta el bufón: Javier Milei, con sus estrambóticos delirios ultraliberales que tanto gustan a Elon Musk. Convertido en el perrito faldero de Donald Trump, el presidente argentino afronta una creciente protestas en las calles, a causa de las graves desigualdades que provocan sus abracadabrantes teorías del capitalismo libertario, que lo acabarán barriendo de la Casa Rosada.

La guinda de este pastel infecto es el traidor. Este papelón miserable lo ejecuta Viktor Orbán. Su país forma parte de la Unión Europea, pero el mandatario húngaro actúa como un caballo de Troya contra los intereses comunitarios y conculca, una y otra vez, el espíritu y la letra de los tratados que lo vinculan con Bruselas. Viktor Orbán es un despreciable quintacolumnista que, de acuerdo con Donald Trump, sabotea desde dentro el edificio comunitario y conspira contra la Unión Europea.

El mafioso, el criminal, el genocida, el carcelero, el bufón y el traidor: he aquí la gang que intenta apoderarse del mundo y llevarnos al caos, al horror y a la miseria para saciar su sed de sangre y de poder.

Pero su mal fario es que estropean todo lo que tocan. El castigo arancelario impuesto urbi et orbi por Donald Trump ha provocado una catástrofe en los mercados financieros mundiales que, hasta ahora, ha destruido más de 9 billones de dólares en las bolsas. Y, lo que es más preocupante: ha dejado una sensación de pánico, desconfianza e incertidumbre que lo embarga y lo paraliza todo.

Lo más surrealista y ejemplificante de este cataclismo es el batacazo que se han llevado los grandes magnates de las fintech norteamericanas, que no dudaron en cepillar la espalda de Donald Trump en su regreso a la Casa Blanca, creyendo que los haría todavía más ricos. Los negocios de Elon Musk han perdido capitalización por 542.000 millones de dólares; el agujero de Google en la bolsa es de 500.000 millones de dólares; Jeff Bezos (Amazon) ha visto cómo le desaparecían 430.000 millones y Mark Zuckerberg (Meta) ha sufrido un zarpazo de 180.000 millones. Demencial.

Una banda de facinerosos amenaza nuestro bienestar y nuestras vidas. Tenemos toda la legitimidad para ejercer nuestro derecho de defensa. Somos más y sabemos de dónde venimos y qué queremos. En el mundo vivimos 8.500 millones de personas. Los países donde gobiernan Donald Trump, Vladímir Putin, Benjamin Netanyahu, Javier Milei, Nayib Bukele y Viktor Orbán solo suman unos 500 millones de habitantes y una buena parte de su población abomina de estos peligrosos autócratas.

Es la hora de la Revolución Mundial de la buena gente. Es la hora de la fraternidad, del amor y de la paz.

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