La injerencia rusa en el proceso independentista de Cataluña se incluye en el último libro del periodista Marc Marginedas, «Rusia contra el mundo» (Ediciones 62/Ediciones Península). El libro es el resultado de un «largo trabajo de investigación que desvela cómo Rusia se ha convertido en el desestabilizador de la geopolítica mundial» y se resume en su presentación así: «Desde los primeros atentados de falsa bandera en Chechenia hasta el envenenamiento y asesinato de opositores como Alexéi Navalni, pasando por el apoyo a grupos armados extremistas, esta obra recorre más de dos décadas de terrorismo de Estado, favorecido por Putin y se centra, sobre todo, en entender su papel como desestabilizador del orden mundial, ya sea en Siria, en Ucrania o en la propia España». El sexto capítulo se titula «Voces que gustan al Kremlin en España» y en él trata de la injerencia del régimen de Vladimir Putin en el procés.
Marginedas, que fue corresponsal de El Periódico de Cataluña en Moscú durante diez años, hasta 2022, ejerció esta función en plena efervescencia del movimiento independentista impulsado por el gobierno de la Generalitat. Estuvo secuestrado en Siria durante seis meses y fue liberado el 2 de marzo de 2014. Detrás de ese secuestro, a manos de Estado Islámico, ve la mano del régimen ruso.
Las referencias del libro de Marginedas a las maniobras del Kremlin para desestabilizar España aprovechando el movimiento independentista incluyen duras críticas al embajador español en Moscú desde diciembre de 2018, Fernando Valderrama. También deja en evidencia la postura amable con la política del Kremlin o directamente propagandística que han mantenido personajes como el ministro de Asuntos Extranjeros entre los años 2011 y 2016, José Manuel García Margallo; el escritor Arturo Pérez-Reverte; el ex líder de Podemos, Pablo Iglesias; la periodista de Canal Red Inna Afinogenova; el coronel en la reserva Pedro Baños, el bloguero Rubén Gisbert o el espía ruso-español Pablo González.
De García Margallo destaca su amistad con el ministro de Asuntos Extranjeros ruso, Sergei Lavrov, y recuerda que en una intervención en El Matí de Catalunya Ràdio, cuando lo dirigía Mònica Terribas, minimizó la injerencia rusa en Cataluña. «Limitó la actuación rusa al ciberespacio, descartando cualquier participación ‘gubernamental’ o del Kremlin en la injerencia», escribe Marginedas. También explica que en una intervención en Telemadrid afirmó que no le constaba que Rusia hubiera jugado ningún papel desestabilizador en Cataluña. «Hay que respetar a Rusia y dar una salida a Putin», declaró a la televisión madrileña.
Marginedas explica cómo vivió desde Moscú el periodo previo a la sentencia del procés y cómo sufrió las presiones de la embajada dirigida por Valderrama. «Se aproximaba la fecha en la que se haría pública en España la sentencia contra los principales líderes independentistas catalanes que habían promovido y organizado la movilización que condujo al referéndum no autorizado del 1 de octubre de 2017 sobre la independencia de Cataluña, y los corresponsales en Moscú estábamos muy pendientes de posibles nuevos intentos de injerencia por parte del Kremlin en un momento tan delicado para España. Además, teníamos muy presente la cobertura que había realizado la cadena gubernamental de propaganda RT en español dos años antes, durante el referéndum, que falseaba noticias, agitaba el conflicto e incluso comparaba los sucesos en Barcelona con el proceso de independencia unilateral que se vivió en Kosovo», narra en el libro.
Y sigue: «Durante una comida de toma de contacto, un diplomático español recién llegado a Moscú me demandó que no cargase las tintas en contra del Gobierno ruso, ya que a la legación le constaba de buenas fuentes que la actitud de los medios de comunicación rusos y su cobertura sería en esta ocasión muy diferente a la exhibida durante las movilizaciones en Cataluña de 2017». Marginedas dice que le respondió con escepticismo: «Ya lo veremos, los rusos nos han demostrado con creces durante todos estos años que su palabra no es de fiar».
El 8 de febrero del año pasado, el Parlamento europeo aprobó una resolución para que se investigue la injerencia rusa en el proceso independentista de Cataluña. Hacía dos años que Rusia había invadido Ucrania. Hasta el último momento, García Margallo dijo que se creía las declaraciones de su amigo Lavrov de que la invasión rusa era un invento de Estados Unidos y los medios de comunicación occidentales.