Al contrario de ahora, con Franco los jóvenes no anhelaban la dictadura, ya la tenían, y la sufrían. El nuevo barómetro mundial de Open Society Foundations nos explica que, a pesar de que el 86% de los 36.000 encuestados en 30 países prefiere vivir en un país democrático, esta cifra cae al 57% entre los menores de 36 años; aún más, el 42% de estas personas, inscritas en las llamadas generaciones Z y Millennial, cree que las dictaduras militares son mejores formas de gobierno y un 35% preferiría vivir en un régimen civil pero autoritario, sin división de poderes ni un sistema parlamentario efectivo.
En Cataluña, el panorama es muy parecido. Casi un 40% de los hombres jóvenes catalanes (de entre 18 y 24 años) no verían con malos ojos un régimen autoritario. Un 16,4% lo aprueba y un 20% declara que le es igual un régimen u otro. El dato forma parte del sondeo de opinión anual del Instituto de Ciencias Políticas y Sociales. La encuesta concluye, precisamente, que este segmento de la población da cada vez un giro más pronunciado hacia la derecha y rechaza cuestiones como la inmigración y el feminismo.
La creencia parte de la ignorancia. Ninguno de ellos ha vivido lo que reclamaba. Así, desde la comodidad que dispensa el sofá de la democracia, imperfecto, claro, con sus más y sus menos, invocan un régimen dictatorial que la mayoría apenas ha estudiado en los libros de historia. A cucharadas, la extrema derecha les sirve un menú relleno de mentiras, que jóvenes y no tan jóvenes tragan sin contemplaciones. Mientras tanto, la izquierda y la derecha más moderada se lo miran con cierta impotencia.
La encuesta también refleja una brecha cada vez más profunda entre los chicos y las chicas jóvenes. Alerta de que ellas son mucho más feministas que las mayores; en cambio, ellos tienen por primera vez actitudes más machistas que sus padres o abuelos. Lo mismo pasa con la inmigración, hasta el 54% son partidarios a limitar la entrada de inmigrantes y los hombres jóvenes son los más reticentes a los recién llegados. En cuanto a partidos, por cierto, los votantes Junts, Vox y Aliança son los que pondrían más pegas.
No recuerdo quién decía que la peor de las democracias era mil veces preferible a la mejor de las dictaduras. Pues, eso.
