¿A qué ha viajado otra vez Laporta a Oriente Medio esta semana?

Esta semana la ha aprovechado Joan Laporta para hacer un viaje a Oriente Medio sin que desde los despachos del club se hayan detallado ni el objetivo ni la geolocalización concreta de su ruta. Solo se ha interpretado, con el consentimiento del área de comunicación y un porcentaje siempre impreciso de la imaginación periodística, que la misión era comercial en general a la búsqueda de nuevos patrocinadores y la probable venta, se ha apuntado, de más asientos VIP, la última moda en palancas fantasma.

Esta última posibilidad, arrancar otra operación Personal Seat License (PSL) consistente en la cesión por parte del Club ‘one off’ (en un único pago) del derecho exclusivo que permite al adquirente disponer del uso de unos asientos VIP concretos del Spotify Camp Nou por un tiempo determinado (por ejemplo, 30 años), garantizando al inversor titular el uso por todos los partidos que se disputen, es la que parece más creíble. Pero no porque disponga de más asientos, sino porque, en realidad, lo que necesita Laporta es cerrar este negocio de verdad antes de que se complique su futuro y el del Barça más de lo que ya lo está.

LaLiga está con la mosca detrás de la oreja porque la operación con New Era Visionary Group, finalmente destapada y puesta bajo el foco de la sospecha de tratarse de otro embuste al estilo Barça Studios, no se la cree a pesar del ingreso de 28 millones (40% de los 70 millones) aportados por una empresa de Sant Andreu fundada no hace ni un año con 3.000 euros de capital social. Por eso ahora, a falta de otro mecanismo para inadmitirla, amenaza con prorratearla por los 30 años de la cesión y dejar otra vez a Laporta sin margen salarial, fuera de la regla 1:1, y con la obligación de compensar el fichaje de Dani Olmo, operaciones pendientes y las renovaciones recientes que van a complicarle del todo el mercado de verano y dejar al Barça tan tocado que tendrá que sudar sangre para registrar el nuevo contrato de Lamine Yamal a partir del 30 de junio.

Como ese dinero transferido tarde, el 3 de enero, y procedente de un tándem empresarial tan peculiar, un residente barcelonés desconocido, Francisco Maza, y un ciudadano moldavo conocido sobre todo por sus pufos inmobiliarios y escándalos financieros relacionados con estafas a centenares de clientes, Rusian Birladeanu, se vincula a fondos de un ‘colaborador necesario’ que se lo habría adelantado o prestado a Laporta para simular una venta consolidada, lo que ahora le urge al presidente es cerrar el trato real con alguien que de verdad se dedique a los PSL y tenga un especial interés en ese negocio. Y sobre todo asegurarse de que, cuando llegue el momento, dentro de un año, alguien pague los 42 millones pendientes además de poder devolverle a quien quiera que haya jugado con Laporta al teatrillo de la venta de asientos a New Era Visionary Group los 28 millones avanzados para justificar ante LaLiga una venta extra de 100 millones.

No ha trascendido, obvio, si Laporta ha conseguido colocar los asientos porque, en teoría, ya están adjudicados, cobrados al ciento por ciento contablemente y gastados.

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