La inscripción de Dani Olmo gracias a la misteriosa operación de venta de asientos VIP a dos empresas de Oriente Medio ya ha destapado, como se podía oler a kilómetros de distancia, otra turbia trama financiera que, en el fondo y en la forma, se parece como una gota de agua a otra a la fantasmagórica venta de Barça Studios de 2022, cuando Joan Laporta, con media docena de fichajes cerrados y generosamente comisionados, se dio cuenta de que no disponía del margen salarial suficiente.
El mismo escenario que se dio a última hora con Dani Olmo, seis meses después de haberlo comprado y de haberlo inscrito con la excusa de la no menos sospechosa lesión de Christensen, a la desesperada y bajo la amenaza contractual de que el jugador quedase libre si se quedaba sin licencia.
Ahora ha trascendido que, en efecto, Laporta ha podido jugar sucio otra vez mediante una especie de simulación de venta de esa comercialización de futuros asientos VIP del Spotify a una sociedad tan desconocida y ajena a este tipo de actividad comercial que, como no podía ser de otro modo, ha mosqueado tanto a Javier Tebas, el presidente de LaLiga, que también ha incluido en las alegaciones al CSD por la cautelarísima una denuncia por esta circunstancia anómala, según ha relatado El Confidencial en una información en la que, finalmente, ya ha aparecido la empresa que tanto interés tenía Laporta en ocultar.
Se trata de New Era Visionary Group FZ-LLC radicada en uno de los Emiratos Árabes Unidos, Ras Al-Khaimah, y dedicada formalmente a la consultoría en el ámbito de las telecomunicaciones sin oficina propia, pues su sede central es un coworking, mientras que su filial en España, fundada en junio de 2024 con un capital de 3.000 euros, New Era Visionary Group Iberia S.L., aparece domiciliada en el piso particular de Francisco Maza Sánchez en la Rambla de l’Onze de Setembre de Barcelona. El otro administrador es Ruslan Bîrlădeanu, ciudadano moldavo especializado en ingeniería societaria a favor de intereses moldavos y estadounidenses. Francisco Maza es propietario de una patrimonial Imagina World Corporate SL, también con sede social en su casa de Barcelona.
La revelación de esta identidad del segundo pagador -provisional- ha destapado otra no menos oscura operación, pues New Era Visionary Group ha resultado ser otro proveedor del FC Barcelona al que hace bien poco, nada más crearse la empresa, Laporta le adjudicó a dedo el despliegue de la futura red 5G SA del Spotify que, desde el punto de vista de la tecnología, dependerá de Orange. El Barça anunció ese acuerdo con New Era Visionary Group calificándola como «líder mundial en integración de conectividad e infraestructuras».
No obstante, solo tiene un proyecto, el del nuevo estadio azulgrana, y un cliente, el FC Barcelona, si es que finalmente se ocupa de llevar el 5G hasta el Spotify llegado el momento. El coste estimado de ese despliegue, evaluado entre 15 y 20 millones, es menor incluso que los 28 millones que, de pronto, fue capaz de aportar documentalmente la trágica noche del 31 de diciembre de 2024 y transferir dos días después al FC Barcelona.
LaLiga, en realidad, le había pedido a Laporta algo menos complicado: solo un certificado de solvencia que, obviamente, no pudo conseguir por la sencilla razón de que es una empresa fantasma, motivo por el cual la patronal exigió certificación del ingreso del 40% de la teórica venta de esos asientos por el derecho de explotación durante 30 años. Como le ocurre a Armarak, el proveedor de catering y restauración del Spotify que se vio obligado a invertir 15 millones en Barça Studios y no sabe qué hacer con esas acciones basura, a New Era Visionary Group (NEVG) se le presenta un escenario aún peor. Además de no dedicarse a la comercialización de asientos VIP, y el hecho de poder ponerse en duda su pericia en el negocio de las telecomunicaciones, se enfrenta a un calendario de pagos a partir de 2026 que difícilmente podrá afrontar.
Para entonces, puede que Dani Olmo haya ganado una Liga, una Copa y una Champions. De ahí el interés de LaLiga en advertir al CSD de las graves consecuencias de la complicidad de su cautelar con la inscripción fraudulenta del jugador una vez cumplido el plazo legal del 31 de diciembre sin que Laporta hubiera acreditado el margen salarial suficiente. Javier Tebas necesita demostrar ante el resto del fútbol español que las normas del fair play financiero están para ser cumplidas por todos los clubs por igual y, sobre todo, evitar que el presidente azulgrana le meta otro gol por la escuadra como el de Barça Studios, el segundo, esta vez validado por el CSD actuando como si fuera el VAR de LaLiga, rectificando una decisión de la patronal y de la RFEF, según el convenio suscrito entre ambos.
La condición de proveedor y la altamente sospechosa participación urgente en la dramática inscripción de Dani Olmo por parte de New Era Visionary Group a instancias de Laporta es lo que LaLiga ha elevado al CSD, una vez analizada esa inversión que, a efectos de fair play financiero, debió admitir basándose en las certificaciones de los ingresos, aunque para Tebas y para la RFEF fuera de plazo por lo que respecta la expiración de las licencias de Dani Olmo y de Pau Víctor.
A la luz de estas informaciones, LaLiga debe considerar si el actual margen financiero de Laporta -o sea, la vuelta al 1:1- es compatible con una normativa que no debe admitir, en principio, este tipo de operaciones extraordinarias si, como en este caso, existen indicios de conducta torpe de un entorno financiero estrechamente vinculado al club y a decisiones presidenciales tan autoritarias y maliciosas como otorgar contratos de explotación a Armarak (restauración) y New Era Visionary Group (telecomunicaciones) sin mediar una licitación abierta a otras empresas, y luego invitarlas a inversiones muy fuertes en áreas de negocio sin tener experiencia ni verdadera voluntad de aventurarse en ellas. Lo que vendría a ser una especie de impuesto revolucionario o algo más pestilente aún.
Se entiende que Laporta no quisiera dar los detalles de la operación asientos VIP y que no se haya atrevido a cerrar ningún fichaje en el mercado de invierno.