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Vítor Roque, la cesión ‘fantasma’ que arrastra a Laporta a otra crisis de ‘fair play’ financiero

Presentació de Vítor Roque - Foto: FC Barcelona

Resulta bastante extraño que, en torno a la figura de Vítor Roque, de pronto la actualidad sobre su futuro se haya convertido en una especie de guerra mediática entre los medios especializados barcelonistas. Unos aseguran que el Palmeiras prepara un ofertón por el delantero, hoy cedido al Betis, para que regrese a Brasil antes del cierre del mercado a finales de febrero; y otros, por el contrario, no solo niegan este presunto interés del Palmeiras, sino que, por boca de su representante, André Cury, difunden que el futbolista tampoco ha pedido dejar el equipo verdiblanco a estas alturas de la temporada.

En cualquier caso, Vítor Roque, lejos de ser una solución para la delantera azulgrana, se va convirtiendo en un problema cada vez más gordo para Joan Laporta desde que entre él mismo, Deco y Alejandro Echevarría decidieron firmarle con el Athletico Paranaense un traspaso de 30 millones fijos y otros 31 en variables a través de André Cury, el empleado del Barça en tiempos de Sandro Rosell y de Josep Maria Bartomeu a quien el propio Laporta despidió de forma fulminante tras retomar su posición en el palco como presidente.

Ya se sabe que en esto de repartir comisiones a los agentes que traen jugadores Laporta es bastante selectivo. Se suele ceñir a su círculo de amigos, como es cierto que si hubiera seguido en nómina André Cury no hubiera podido entrar en la operación Vítor Roque, escandalosa se mire por donde se mire.

Su recorrido como azulgrana fue y será polémico porque junto a Rustu, Mario, Gallina López, Hleb, Martín Cáceres, Keirrison y Henrique, el ahora tan popular Vítor Roque forma parte de esa galería de los horrores que Laporta nunca ha podido ni ha querido explicar de operaciones inexplicables, igual que aquella ganga de los terrenos de Viladecans.

Laporta se empeñó en ficharlo sin tener, como siempre, el margen salarial suficiente, por eso fue retrasando su llegada al Camp Nou hasta que, con la lesión de Gavi, pudo colarlo provisionalmente hasta el 30 de junio de 2024.

En la memoria oficial del FC Barcelona consta que «durante esta temporada 2023/2024, se han adquirido principalmente los derechos federativos de jugadores como Gundogan, Oriol Romeu y Vitor Roque. En total, y teniendo en cuenta también otras inversiones en el resto de los equipos y secciones profesionales del Club, el importe de inversión deportiva ha ascendido a 55.4 millones«.

Teniendo en cuenta que Gundogan llegó presuntamente libre, que Oriol Romeu costó apenas 3,5 millones y que las secciones nunca habían pasado tanta hambre, está claro que el grueso de esa inversión se dedicó a la compra de los derechos federativos de Vítor Roque.

Xavi lo fue relegando a la suplencia en sus primeros seis meses y Hansi Flick lo descartó directamente, al igual que también dio luz verde al traspaso de Marc Guiu por la necesidad de hacer caja.

El problema, aún enigmáticamente resuelto, fue que siendo jugador del Barça a todos los efectos solo desde el 1 de julio de 2024, Vítor Roque no podía ser cedido a otro club sin que su contrato y compra hubiera quedado registrado en LaLiga y consumido el fair play correspondiente, estimado en 20 millones que Laporta no tenía ni para él, ni para Íñigo Martínez ni para Dani Olmo, ni mucho menos para Nico Williams y otros jugadores que el presidente azulgrana dijo que el Barça podía afrontar.

¿Cómo acabó con licencia del Betis finalmente? Es un misterio por resolver que, si no ha trascendido mediáticamente a un nivel de escándalo nacional es porque los goles Vítor Roque son bastantes menos y poco trascendentes de los que proporcionalmente deberían por el precio de su fichaje.

Debe descartarse que se traspasaran sus derechos a Betis, pues tampoco disponía de fair play financiero, de modo que la única versión creíble es la de Pedro Morata, periodista de Marca, según el cual Vítor Roque estuvo inscrito como jugador del Barça durante un segundo en la RFEF y acto seguido cedido al Betis, se supone que sin que LaLiga de Javier Tebas tuviera conocimiento de ello o bien hubiera decidido mirar hacia otro lado.

No debe descartarse tampoco que Laporta, en otra de esas jugadas-trampa, le prometiese a Javier Tebas regularizar el fair play financiero a final de temporada amparado con algún retorcido artículo o interpretación de la normativa.

Lo que parece aún más imposible es que el Palmeiras lo fiche pagando, por lo menos, los casi 30 millones que el Barça tiene pendientes de amortizar. Solo de este modo, con una venta que compense la inversión azulgrana en la promesa brasileña Laporta evitaría el doble derrame de una operación cada vez más ruinosa.

Caso de no concretarse un traspaso que de momento niegan el Barça y su representante, su regreso a final de temporada tras la cesión supone una carga de 20 millones contra el apurado margen salarial azulgrana, a menos que, como ya ha hecho este curso el Barça, siga pagando al Athletico Paranaense por un jugador cuyo contrato no ha sido depositado en LaLiga y, por tanto, ni podría vestir de azulgrana ni ser cedido. Debe descartarse que LaLiga vuelva a no enterarse de esta maniobra probablemente ilegal y sancionable, y también que el futbolista se quede en el Betis, que acaba de gastarse el poco dinero que tiene en un goleador de futuro porque no cuenta con Vítor Roque para nada. Hasta está por ver quién ha pagado el salario del jugador y cómo es el misterio aún por esclarecer de su fugaz y sorprendente inscripción en el Barça y en el Betis.

Según la memoria oficial del FC Barcelona, Laporta le debe todavía al Club Athletico Paranaense 19 millones del traspaso.

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