Todo indica que fue alguien que no era él. Mohamed Houli, que compareció el jueves en la Comisión de Investigación por los atentados en Barcelona y Cambrils del verano de 2017 a instancia del grupo parlamentario de Junts, leyó el texto que llevaba escrito en una libreta que puso encima de la mesa. Tenía 10 minutos para dar las explicaciones que quisiera en su intervención inicial pero se limitó a leer este texto breve: «El CNI tenía conocimiento de las intenciones que tenía el imán y permitieron que viniera y nos calentara la cabeza. Lo digo ahora y no lo decía antes por temor a represalias o que me pudiera perjudicar, pero ya estoy condenado y no tengo nada que perder».
La portavoz de Junts en la comisión, Pilar Calvo, le pidió que ratificara estas palabras y Houli lo hizo en catalán. Una hora después, el presidente de Junts, Carles Puigdemont, escribió en la red social X: «Más claro no lo puede decir, y probablemente pocas personas como él pueden estar en condiciones de formular esta acusación. Han dedicado tantos años y dinero público a fabricar la delirante trama rusa que no han tenido recursos para investigar la trama yihadista que tenían dentro de casa».
Al día siguiente, el secretario general de Junts, Jordi Turull, exigió «el derecho a saber la verdad sobre la relación del imán Abdelbaki Es Satty con el CNI porque son demasiadas las muestras que apuntan en la misma dirección». También el viernes, el ex consejero de Interior cuando se produjeron los atentados, Joaquim Forn, pidió que el Gobierno desclasifique más documentos sobre la relación entre el CNI y Es Satty.
Ningún otro partido o grupo parlamentario dio credibilidad al texto que leyó Mohamed Houli, que tras su comparecencia tuvo suficiente cuidado como para llevarse la libreta donde estaban escritas las frases que leyó y que alguien había dictado.
