El 13 de febrero, investigadores europeos detectaron el neutrino más energético que se ha observado nunca. Lo hicieron gracias a un potente telescopio situado en las profundidades del mar Mediterráneo, situado a 2.500 metros de profundidad cerca de Sicilia. En este proyecto trabajan 360 científicos, ingenieros y técnicos de 68 instituciones situadas en 21 países. La investigación representa un avance importante en los esfuerzos de la humanidad para entender el funcionamiento interno del Universo.
En el otro lado de la balanza tenemos una Humanidad donde el país más poderoso del mundo está presidido por un hombre de 78 años que ha basado su acceso al cargo en una campaña centrada en la ignorancia de la ciencia, las mentiras, el odio y la exaltación del egoísmo y la insolidaridad. Una campaña que ha contado con el apoyo económico y comunicativo del empresario más rico del mundo.
Por un lado, la ciencia. Por otro, la ultraderecha.
Por un lado, la voluntad de llegar a entender los orígenes y funcionamiento de la Humanidad . Por otro, el afán de estropearla.
El jueves hará un mes que Donald Trump preside Estados Unidos. Lo ha conseguido porque millones de ciudadanos de este país no fueron a las urnas en las elecciones presidenciales del pasado noviembre. Lógicamente, los que no votaron a Kamala Harris tuvieron sus razones para no hacerlo. Pero el resultado es desastroso. Sólo un dato: millones de personas -niños una gran parte de ellas- pueden morir por el desmantelamiento de USAID, la agencia de cooperación internacional de Estados Unidos.
Lógicamente, no podemos quedarnos de brazos cruzados ante esta maldad. La Humanidad avanza a trompicones. A veces da marcha atrás. Lo hemos visto en las dos guerras mundiales que sufrió Europa, la civil que sufrió España y las que masacran poblaciones civiles en diversos lugares del Planeta. Pero también hemos dado saltos o pasos adelante.
Resignación rima con rendición. Hay que hincar los codos en la mesa y estudiar las causas que han llevado a una mala persona a la presidencia de Estados Unidos e impulsan a un puñado de imitadores suyos en muchos países europeos y de todo el mundo. Y hay que salir a la calle para hacerles frente con argumentos, movilizaciones y votos.
¿Qué hiciste tú cuando Trump, Musk y los suyos envenenaban el mundo?, nos preguntarán los que vienen detrás. Y si les decimos que no había nada que hacer nos lo reprocharán.
Con razón.
