Esquerra reclama más protagonismo en la negociación con Madrid

Oriol Junqueras está celoso porque su rival Carles Puigdemont consigue más visibilidad mediática con las tensiones y los acuerdos con el Gobierno socialista

La unitat independentista pactada a la trobada de Waterloo s’ha trencat en mil bocins.

La reunión que Carles Puigdemont y Oriol Junqueras mantuvieron en Waterloo el 16 de enero pasado ya es un espejismo. Las buenas intenciones de remar juntos por la independencia han quedado en un cúmulo de palabras vacías y en unas cuantas fotos de cara a la galería. «ERC tiene su propia hoja de ruta. No puede ni debe esperar Junts, de quien nos separan muchas cosas. Coincidimos en que tenemos como objetivo la independencia de Cataluña, pero pocas cosas más nos unen. Es más, a estas horas no sabemos si Junts defiende sus postulados ante Madrid a favor de Cataluña o a favor de Puigdemont». La reflexión es de un dirigente de ERC que no ve próxima la unidad de acción con los posconvergentes.

En ERC, la estrategia de Junts levanta suspicacias. El viernes 7 de febrero, el diputado Gabriel Rufián publicaba en la red X un comentario mordaz. «Dos noticias juntas se entienden mejor», decía. Una era el titular «Junts se alía con el PP y tumba el impuesto a las energéticas del Gobierno central». La otra era la publicidad que Junts había hecho de un encuentro de su cúpula dirigente con la empresa Repsol en Tarragona, «donde se instalará la futura Ecoplanta, con una inversión de 800 millones de euros». Le acompañaban cuatro fotos. Para rematarlo, Rufián añadía otra foto con un ácido comentario: «Títeres del Ibex-35».

Hace apenas un par de semanas, cuando JxCat se alineó con PP y Vox para rechazar el decreto ómnibus de Pedro Sánchez porque contenía el impuesto a las energéticas, Esquerra distribuyó un cartel que decía: «Junts, PP y Vox tumban el impuesto a las energéticas. Quien más gana, tendría que pagar más». Y como comentario: «La derecha extrema y la extrema derecha se vuelven a poner de acuerdo en defensa de quienes más tienen». Los enfrentamientos entre Rufián y la portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, son diarios y duros. No solo es por política: personalmente tampoco se soportan.

«Junts siempre ha mirado su propia conveniencia y nunca ha pensado en el bien de Cataluña. Esto se refleja en las votaciones que ha hecho tanto en el Congreso como en el Parlament. Solo ha votado cuando algo ha beneficiado al partido y, en la mayoría de los casos, determinados nombres propios del partido. Nunca ha dado los votos gratuitamente por una causa de país, sino pensando en sus propios réditos», añade el dirigente mencionado.

Otra de sus tesis es que «la estrategia de Junts es no reconocer nunca los logros obtenidos por ERC y, sin embargo, publicitar los suyos como si se hubieran hecho por amor a los catalanes». Esta tensión acumulada entre las dos formaciones (puesta de manifiesto en los duros enfrentamientos parlamentarios que protagonizan sus representantes) tendrá una consecuencia lógica: ERC se ve obligada a presionar a Pedro Sánchez para dejar en evidencia a Junts.

En estos momentos, Junts le ha comido terreno a Esquerra y aparece como la principal fuerza defensora de los derechos de los catalanes. Pero hay algo peor: Carles Puigdemont es tratado por Pedro Sánchez como su favorito, y eso quema a Junqueras. El presidente de ERC quiere dar la vuelta a esta tesis, situar su formación en la «centralidad del independentismo» y visualizar que es el partido que más y mejor trabaja para la ciudadanía de Cataluña.

Es una tarea dura, debido al desgaste intenso de los republicanos desde hace un año, después de las campañas de determinados sectores independentistas, y por las tensiones internas entre los junqueristas y los roviristas. Por eso piensan que ha llegado el momento de no hacer más concesiones gratuitas al Gobierno de Madrid y empezar a visualizar que Oriol Junqueras también tiene influencia sobre Pedro Sánchez. Tanta o más que Puigdemont. Y, además, consigue más concesiones que el de Waterloo.

«Junqueras no va de farol»

Es un hecho que los republicanos se han significado en los últimos días para lanzar avisos continuos a Pedro Sánchez que debe cumplir los compromisos firmados a cambio de votos. La estabilidad de los gobiernos de Madrid y de Barcelona dependen, en buena parte, de estos votos, aunque los de Junts también son imprescindibles en Madrid. Pero Oriol Junqueras ya anunció, desde el primer momento tras ser reelegido presidente de ERC, que reclamaría el cumplimiento de los pactos firmados o su partido podría quitar el apoyo a los socialistas tanto en Madrid como en Cataluña.

«Junqueras no va de farol. Está dispuesto a cumplir su palabra, aunque ello ponga en riesgo la viabilidad de la legislatura. No está pidiendo nada del otro mundo, sino solo que se cumpla lo firmado. Lo que no tiene que hacer ERC es hacer alusión gratuitamente a otro partido: si se han negociado unos determinados puntos, se tienen que cumplir, nada más. Pedro Sánchez no debería jugar a la ruleta rusa con eso», advierten desde las filas de ERC.

Los socialistas quitan hierro a la amenaza. «Con ERC se van cumpliendo los acuerdos, aunque no todo va a la velocidad que ellos desearían. Saben que hay voluntad y que se está haciendo todo lo posible. Y en cuanto a Junts, creemos que no puede hacer caer al Gobierno de Pedro Sánchez ni, mucho menos, apoyar una moción de censura de Alberto Núñez Feijóo. Entre otras cosas, porque la única manera que tiene Carles Puigdemont de conseguir que la amnistía lo cubra, aunque sea un poco más tarde, es con Pedro Sánchez en La Moncloa. Si el PP obtiene el Gobierno de España, ya se puede olvidar de la amnistía. Por lo tanto, está obligado a no dejar caer al Gobierno actual», razona un diputado socialista.

Desde el PSOE reconocen que Carles Puigdemont recibe un buen trato por parte de Sánchez y del Gobierno español. «Se le ha dicho que tiene que apoyar los presupuestos. Si firma, podría haber una foto de Pedro Sánchez con Puigdemont. De lo contrario, es mucho más difícil que esta foto se pueda hacer», afirma este diputado. PSOE y Junts mantienen un puente construido y negociaciones discretas y secretas con José Luis Rodríguez Zapatero como mediador. Sus reclamaciones para secundar sin fisuras a Pedro Sánchez pasan por tres grandes bloques: aplicación total de la amnistía, someterse a la cuestión de confianza y el traspaso de las competencias en inmigración.

Según las fuentes socialistas, «les hemos dicho que la aplicación de la amnistía no depende del Gobierno, sino de los jueces. Nosotros no podemos hacer nada. En cuanto a la cuestión de confianza, ya veremos en qué queda. Y con esto de la inmigración, se estudia el encaje legal que puede haber». Otra cosa es la foto, reclamada con urgencia y contundencia por Waterloo como manera de presentar el vasallaje de Sánchez hacia el presidente juntaire. Todo ello da como resultado que, de cara a la galería, existe la sensación de que Pedro Sánchez baila al son que toca Puigdemont.

Y eso molesta en gran medida a Oriol Junqueras y a los suyos. «La mayoría de concesiones que ha habido en los últimos años con Cataluña han sido fruto del trabajo de ERC, y no se nos ha reconocido. Tenemos los indultos, la condonación de una parte de la deuda del FLA, la promesa de una financiación singular e, incluso, la amnistía, que no fue fruto sólo de las negociaciones de Junts, sino también de Esquerra», aducen fuentes republicanas.

Los éxitos de ERC

El partido de Junqueras se ha negado a apoyar los presupuestos de este año tanto en Madrid como en Barcelona «para recordar a los socialistas que tienen que cumplir lo que firmaron». Eso significa, admiten en las filas republicanas, que Esquerra endurecerá sus posturas y exigirá acuerdos «y visualización de estos acuerdos». Es decir, lo mismo que hace Puigdemont desde Waterloo.

El endurecimiento de los postulados de Esquerra se encuentra definido claramente en la ponencia política y en la ponencia estratégica que el partido aprobará en el mes de marzo próximo. Los republicanos quieren ya el traspaso efectivo de toda la recaudación del IRPF por parte de la Agencia Tributaria Catalana (ATC) en el año 2026. Y reclaman plenas competencias en inmigración, robando la exigencia a los juntantes. También han puesto encima de la mesa el traspaso de dotaciones presupuestarias para hacerse cargo de Rodalies, la gestión de puertos y aeropuertos con voto determinante, o el blindaje de la inmersión en las escuelas.

En su ponencia política, ERC recoge que «ahora que ya se ha negociado y aprobado la ley de amnistía, hay que identificar la financiación singular como la principal prioridad negociadora de ERC con el Estado, y aprovechar que se tienen las manos libres, tanto en Barcelona como en Madrid, por ser el máximo de ambiciosos y garantizar el 100% de los acuerdos suscritos».

La principal obsesión de Esquerra es que el tema de la financiación singular no caiga en manos de Junts y que Puigdemont lo pueda instrumentalizar como si fuera una victoria suya. Por eso ha elaborado una estrategia para que cualquier movimiento en esta área caiga al saco de Esquerra.

Las condiciones para que sea así ya se fijaron no sólo en los pactos con el PSOE de Madrid, sino en el pacto de investidura de Salvador Illa. ERC exige apropiarse de todos los avances en cinco puntos: «Incremento de recursos derivado de la evolución de las necesidades del estado de bienestar y compensar los desequilibrios del actual modelo; ordinalidad según la capacidad fiscal o calcular la compensación; solidaridad con un modelo transparente que indique cuánto se aporta y cuánto se recibe; definir las competencias que no tienen otros territorios, y la creación de un consorcio para las inversiones y dotarlo presupuestariamente». Así se recoge en la ponencia del equipo de Junqueras.

De momento, ha conseguido que el Gobierno central haya aprobado que la recaudación del IRPF del año 2025 la haga íntegramente el ATC en el año 2026. Pero los republicanos hacen constar que se debe exigir «el cumplimiento integral del acuerdo relativo a la financiación singular, visualizando que cualquier avance en este ámbito se ha conseguido gracias a la capacidad de Esquerra Republicana para imponer condiciones al Gobierno del Estado y exigir su cumplimiento».

En ERC se considera que esta estrategia de visualizar la presión sobre Madrid es lo que sabe trabajar muy bien Junts y, por tanto, ERC también tiene que hacerlo para vender ante la opinión pública que quien consigue las concesiones más positivas para los ciudadanos catalanes son los republicanos y no los juntaires, más empeñados «en conseguir titulares para Puigdemont que a trabajar para la ciudadanía». Todos los movimientos republicanos en el tablero catalán deberán leerse a partir de ahora en clave de la política interna de ERC.

*Puedes leer el artículo entero en el número 1609 de la edición en papel de EL TRIANGLE.

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