«La Lliga apoyó el golpe de Primo de Rivera»

Entrevista a Josep Pich Mitjana

Josep Pich Mitjana

Catedrático de Historia Contemporánea en la UPF. Director de la Cátedra Josep Fontana. Entre sus publicaciones están Valentí Almirall y el federalismo intransigente y La revolución de 1909: Un intento fallido de regenerar España. Ahora sale en las librerías La Dictadura de Primo Rivera. La primera dictadura española del siglo XX.

¿De dónde sale la iniciativa de dedicar un libro a Miguel Primo de Rivera?

Este libro es resultado de la jornada sobre Primo de Rivera organizada por la Cátedra Josep Fontana. En este sentido, no es uno al uso sobre la dictadura, sino obra de diferentes autores. Nos decidimos a organizar el acto y a publicar el libro porque nos parecía un tema muy interesante, y acababa de hacer un siglo de aquel hecho. Cuando se habla de dictadura, a todo el mundo le viene a la cabeza el franquismo, y pocos saben que esta fue la segunda dictadura del siglo XX. El propio Franco presentaba la de Primo de Rivera como precedente de la suya. En cualquier caso, la de Primo de Rivera no fue la de Franco. Para empezar, no hubo una guerra civil, la represión no fue equiparable, el talante era muy diferente…

¿Cómo se estructura el texto?

El libro está dividido en tres partes. La primera hace referencia al pronunciamiento de lo que podríamos llamar «El último espadón», con trabajos de Manuel Luzón, Eduardo González Calleja, uno de Joan Pubill, y el mío. La segunda parte trata de un tema poco estudiado de la dictadura, que es su vinculación con el corporativismo y el sindicalismo, con diferentes colaboraciones, entre ellas una de Soledad Bengoechea. La tercera parte se refiere a las diferentes respuestas del catalanismo a la dictadura, con trabajos de Frederic J. Porta, Jordi Sabaté, Fermí Rubiralta, Joan Esculies, David Martínez Fiol, etc.

¿Cómo se explica en cuatro trazos, si es posible, la caída del régimen de la Restauración y el pronunciamiento de Primo de Rivera?

¿Por qué cae el régimen del 76? Porque sufría un desgaste considerable. Aunque hay quien sostiene que el rey Alfonso XIII no tuvo nada que ver con el pronunciamiento, término que define una forma, digamos, bastante española de golpe de Estado. En un pronunciamiento, algunos militares firman un manifiesto y consiguen el poder. Algo que pasó bastantes veces en el siglo XIX. Primo de Rivera, entonces capitán general de Cataluña, lanzó un manifiesto la noche del 12 al 13 de septiembre de 1923, en el que, en otras cosas, decía: «Este movimiento es de hombres, el que no sienta la masculinidad completamente caracterizada, que se espere en un rincón, sin perturbar los días buenos que para la patria preparamos. Viva España, Viva el Rey». El régimen tenía algunos problemas graves, como el de la representatividad política. Fue liberal, sí, pero no democrático.

¿Fue relevante la, digamos, inestabilidad social en el pronunciamiento de Primo de Rivera? ¿Se extendía el miedo entre, por ejemplo, los industriales?

Sí, especialmente en Cataluña, donde había una guerra social, de baja intensidad. En Valencia, los anarquistas mataron al conde de Salvatierra, que había sido gobernador de Barcelona. Fue el período del pistolerismo, de 1918 a 1923. Entre los motivos del pronunciamiento, que Primo cita en su manifiesto, está acabar con «la vergüenza de los partidos políticos de la Restauración» (para solucionar la Guerra del Rif, en la que está implicado directamente el monarca) y para acabar con el conflicto social, que afectaba fundamentalmente a Barcelona. Hay una novela de Joan Oller, Cuando mataban por las calles, que describe el terrorismo anarcocomunista de la época, al que la patronal respondió con métodos parecidos.

¿Qué se puede decir de las relaciones entre las diferentes familias catalanistas, el pronunciamiento y el dictador?

Lo que se sabía es que la Lliga apoyó el pronunciamiento. También lo hicieron otros, como Indalecio Prieto. Los que, desde un principio, impulsaron los movimientos para echar a Primo fueron los separatistas catalanes, básicamente Macià y los anarquistas. Después se sumaron liberales y conservadores del régimen de la Restauración. Los que no le apoyaron se pusieron de perfil. Porque España estaba en una situación de crisis política, social, con atentados… Había mucha gente, no solo de derecha y de extrema derecha, partidaria de un «cirujano de hierro», que arreglara las cosas. Además, Primo dijo que serían quince días, que lo arreglaban, y se iban. Fueron años, y se fue porque lo echaron. Todo el mundo sabía que lo del 23 de septiembre había sido un golpe de Estado. En sus memorias, Romanones explica cómo Primo le dijo lo que quería hacer, aunque no inmediatamente. En el Parlament había constancia de que se estaba preparando un golpe de Estado en Barcelona, y que el capitán general estaba detrás.

¿Cuál fue la relación de Miguel Primo de Rivera con Benito Mussolini, que ya estaba gobernando en Italia?

Sobre esta cuestión hay un libro relevante: El fascio de Las Ramblas. Los orígenes catalanes del fascismo español , de Enric Ucelay-Da Cal y Xavier Casals Meseguer. Viene a decir que fue en Barcelona donde empieza a surgir el fascismo español, al mismo tiempo que en Italia. De hecho, hay algunos artículos de Gramsci, cuando Mussolini está creando su partido nacional-fascista, que asocian lo que estaba pasando en Milán con lo que pasaba en Barcelona. ¿Por qué la mayoría de los catalanistas apoyan el pronunciamiento? La Mancomunidad, en la que no sólo estaba la Lliga, sino también otras corrientes catalanistas, hizo un comunicado apoyando a Primo. Unos días antes del golpe, el 11 de septiembre, se habían producido disturbios en Barcelona. Primo les promete que hará la «regionalización autoritaria» de España. Lo que se concretó en un decreto, completamente redactado, punto por punto, empezando por la abolición de las provincias, que serían sustituidas por una estructura regional. El último artículo establecía un sistema de financiación por cupo en todos los territorios. Finalmente el decreto no prosperó.

¿Qué se adujo para que esta iniciativa no saliera adelante?

Todo el mundo se enteró por la prensa, literalmente, de que el decreto no se aprobaría. Entre los documentos de la Mancomunidad te encuentras recortes, subrayados… Han dicho esto o lo otro… Y advierten de que aquello no podría ser. Coincidiendo con una visita del dictador y el rey a Benito Mussolini, le hacen una entrevista a Primo, para más inri, un cubano, y la noticia sale en el Diario del Comercio, de La Habana. El titular dice: «Las regiones no serán nunca autónomas, los municipios sí». ¿Por qué el dictador llamó a dos técnicos de la Mancomunidad y a un político para redactar el real decreto, si no creía en él? Algo que tenía que firmar el rey…

De todas maneras, es algo muy típico de la naturaleza de un dictador…

Al igual que el decreto de regionalización, hubo una Constitución corporativista completamente escrita que no entró en vigor. El monarca, en realidad, nunca había querido meterse en aquellos avisperos. Lo que quería Alfonso XIII, una vez pacificado el Rif y con la crisis social canalizada, era volver a la Constitución de 1876. De hecho, cuando se celebran las elecciones del 12 de abril de 1931, está siguiendo la legalidad de 1876. En el momento en el que catalanistas y separatistas ven que lo que les han prometido no es posible, intentan salvar lo máximo. Un detalle relevante es que Primo de Rivera no disuelve la Mancomunidad en 1923, sino en 1925. Puig i Cadafalch, que la presidía y era muy buen arquitecto, ya había instalado las cuatro columnas en la plaza de España de Barcelona, que simbolizaban las cuatro barras, para la Exposición Universal de 1929. Cambó, que sin duda estaba al tanto de todo, curiosamente dimitió de su acta de parlamentario en marzo de 1923, se fue de viaje a Grecia, en su yate, y regresó con el golpe ya consumado.

¿Un talante, el de Primo de Rivera, que también se significa por su estilo mundano, su populismo…?

A diferencia de Franco, que era muy católico, Primo tenía fama de mujeriego, jugador, bebedor… Alejandro Quiroga, autor de la mejor biografía sobre Miguel Primo de Rivera, sostiene que el dictador fue, sobre todo, un populista. Un nacionalista español, populista. No tanto un fascista. Hizo su golpe de Estado para salvar a la monarquía. Cuando empezó a tener problemas con el rey, que los tuvo, éste lo presiona para que dimita, y acaba haciéndolo. Pero antes se planteó muy seriamente proclamar la República. Cosa que no hizo porque la mayoría de los capitanes generales eran monárquicos. Se fue al exilio en París, donde murió el 16 de marzo de 1930.

(Visited 63 times, 1 visits today)
Facebook
Twitter
WhatsApp

avui destaquem

Deja un comentario