La compra de la Casa Gomis, ubicada junto al lago de La Ricarda, por parte del Ministerio de Cultura, que dirige Ernest Urtasun (Sumar), se ha interpretado como una operación para boicotear la prevista ampliación del aeropuerto de El Prat, proyecto al que su grupo político se opone frontalmente. El precio pagado por el ministerio a la familia Gomis Bertrand, propietaria de la vivienda, se considera un disfraz (7,3 millones de euros) y la pretensión de hacer un centro cultural abierto al público es también un despropósito, debido al ruido constante de los aviones y de las nubes de mosquitos que proliferan en este lugar del delta del Llobregat.
Por ello, se está abriendo paso una solución de compromiso: proceder al desmontaje de esta casa, obra del arquitecto Antoni Bonet Castellana, y reconstruirla, ladrillo a ladrillo, en otro lugar más adecuado para la actividad museística que prevé desarrollar el Ministerio de Cultura. Dadas sus reducidas dimensiones (unos 900 metros cuadrados), los trabajos de reconstrucción de esta emblemática vivienda no serían muy costosos. De esta manera, Aena vería facilitado su interés de ampliar el aeropuerto, una pretensión que comparte el presidente Salvador Illa.