Tras la eliminación del privilegio fiscal sobre el juego que Artur Mas otorgó a la empresa promotora del complejo Hard Rock, aprobada la semana pasada en el Parlament, parecería que este proyecto está condenado al olvido. Pero no es así. Además del polémico casino, Hard Rock también prevé en Vila-seca y Salou la construcción de un enorme hotel, un centro de convenciones y una gran zona comercial que, con el gancho de Port Aventura, ofrecen grandes expectativas de negocio.
La tribu de los indios seminolas de Florida, propietaria de la cadena Hard Rock, está estudiando con detenimiento las implicaciones que tendrá el incremento de la tasa de juego del futuro casino del 10% al 55%, pero parece que este no es un factor determinante para abandonar su inversión catalana.
