En el mundo vivimos más de 8.000 millones de personas. ¿Cuándo hablamos de los ‘nuestros’ a quienes nos referimos? ¿Los de nuestro grupito o familia? ¿Los que son de nuestra ciudad? ¿De nuestra comunidad? ¿De nuestra nación? ¿De nuestro estado? ¿De los que hablan la misma lengua que nosotros? ¿De los que tienen el mismo color de piel? ¿Los que tienen el mismo sexo? ¿La misma identidad sexual? ¿De los que practican la misma religión? ¿De los que no practican ninguna? ¿Quiénes son los nuestros?
De los 8.000 millones largos de seres humanos que habitamos el Planeta, ¿de qué cantidad estamos hablando cuando hacemos referencia a los «nuestros?». Pregunta siguiente? ¿Debemos tratar mejor a los ‘nuestros’ que los ‘otros’? ¿Debemos preocuparnos sólo por los ‘nuestros’ y que los ‘otros’ se espabilen? ¿O, peor aún, debemos conseguir lo mejor para los ‘nuestros’ aunque sea a costa de los derechos y calidad de vida de los demás?
Se está instalando en el debate político la convicción de que sólo debemos preocuparnos por los ‘nuestros’. Que debemos perpetuar círculos cerrados donde los ‘nuestros’ sean felices, vivan muy bien, e ignorar las necesidades y los deseos de los que quedan fuera de ellos.
¿Qué se ha hecho de los ideales de aquella Internacional Socialista que cantaba «ni esclavos ni amos habrá, los odios que al mundo envenenan, al punto se extinguirán» y «el hombre del hombre es hermano, derechos iguales tendrán. La tierra será el paraíso, patria de la humanidad»? ¿Nos es indiferente que en el mundo haya esclavos y amos si en nuestra parcela vivimos cómodamente? ¿Sólo somos hermanos de los que tenemos cerca? ¿Podemos tener sólo como objetivo que ‘nuestra’ tierra sea un paraíso mientras gran parte de la humanidad vive inmersa en la pobreza, el hambre, precariedades de todo tipo, abusos contra sus derechos o guerras? ¿Podemos querer sólo a los ‘nuestros’ y tolerar o difundir el odio a los que no lo son?
Jorge Drexler canta que «el odio es el lazarillo de los cobardes«. Tenemos que darnos cuenta de que los ‘nuestros’ somos todos, más de 8.000 millones. ¡Seamos valientes!