Orriols, la posconvergencia y Musk

Un mes mal contado es el plazo que tiene la oposición de Ripoll para armar una alternativa que desbanque a Silvia Orriols de la alcaldía. La líder del partido de extrema derecha, xenófobo e independentista, Aliança Catalana (AC), perdió una moción de confianza que había forzado para tratar de aprobar los presupuestos municipales. Ya se sabe que, a diferencia de la Generalitat o el Estado, los ayuntamientos disponen de esta herramienta para evitar el bloqueo. Dependerá, todo ello, de si la oposición ripollesa —Junts, ERC, PSC, CUP y Som-hi Ripoll— se ve competente para aparcar sus diferencias, que nunca acostumbran a ser pocas y en los pueblos menos. En el pasado no fue posible, veremos si es la vencida.

En un mundo cada día más extremo, agitado y enloquecido, donde se imponen imposturas estrambóticas como las de Donald Trump y Elon Musk, el invento Aliança Catalana se abre paso fatalmente. Mientras tanto, los partidos catalanes convencionales se distraen mirándose el ombligo, un ejercicio muy practicado por estos lugares. AC crece y nadie parece demasiado preocupado por lo que esto puede acabar significando, ni dispuesto a tratar de frenar este crecimiento.

La alcaldesa Orriols dispone desde las últimas elecciones catalanas del eco que le proporciona el Parlament de Catalunya. Allí, día a día, con aquella repelente cantinela de monja gruñona, se dedica a sermonear la parroquia con falsedades o medias verdades. Una farsa que el presidente del Parlament de Catalunya, Josep Rull, trata de frenar sin éxito y con la incomodidad de parte de su concurrencia.

La razón es que Aliança Catalana incomoda especialmente a Junts, que es caladero desde donde pesca el partido de Orriols. Junts, un conglomerado de gente de diversa procedencia, se debate entre el palmetazo en los morros, que trata de ejercer Rull, y el pacto. Cada vez son más las voces que abogan por la alianza con la Aliança. El último grupúsculo lo forman gente de derechas, radical, que ven a Orriols un buen relevo a su líder Carles Puigdemont, uno de los activos más potentes que tiene todavía la formación, pero que unos cuantos consideran amortizado, y otros lo ven débil y dispuesto a pactar con quien sea a cambio de su regreso a Cataluña.

¿Se imaginan a Orriols liderando la enésima versión de Convergència y con Musk y sus redes dándole cobertura? Una auténtica pesadilla, ciertamente. Lo decía Oscar Wilde: «Prometieron que los sueños se pueden hacer realidad, pero olvidaron mencionar que las pesadillas también son sueños».

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