El ministerio de Urtasun compra la Casa Gomis, otra traba para ampliar el aeropuerto de El Prat

La operación se considera un dispendio injustificable, ya que el edificio no está en peligro y es inhabitable por el ruido de los aviones y las nubes de mosquitos

Una de les descendents de la família Gomis i el ministre Ernest Urtasun visisten la Casa Gomis, a la Ricarda. Foto Gemma Sánchez Bonel (ACN)

Junts es una piedra en el zapato del PSOE. Pero Sumar, también. La operación realizada por el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, comprando por más de 7 millones de euros la casa Gomis, cerca del aeropuerto de El Prat, es poco menos que un saqueo a las arcas públicas que no tiene ningún tipo de sentido, salvo que se entienda políticamente como una maniobra de entorpecimiento de la ampliación de la infraestructura aeroportuaria, de la que los socialistas han hecho bandera.

En los últimos días, las objeciones a la compra hecha por el ministro han ido in crescendo. El razonamiento de los críticos destila que su decisión ha causado desconcierto. «La casa está situada en el paraje de La Ricarda y, desde hace años, era inservible para la familia propietaria debido al ruido de los aviones y de las nubes de mosquitos. La excusa para este dispendio es, incluso, delirante: preservar una casa de estilo racionalista como bien cultural, casa que en ningún caso estaba en peligro, porque nadie pretendía derribarla. Y una segunda excusa aún más delirante: resulta que alguna vez habían pasado por allí, invitados por esta familia, algunos intelectuales y artistas. Es decir, preservar la memoria de las comidas y cenas a las que fueron invitados por sus anfitriones».

El edificio fue diseñado para la familia Gomis Bertrand por el arquitecto Antoni Bonet Castellana, entre 1949 y 1956. Está construido con cierres transparentes o traslúcidos y un techo ondulado que se integra en el paisaje. Inaugurada en 1963, la casa acogió algunos encuentros de la vanguardia cultural y determinados espectáculos musicales y teatrales que organizaba el Club 49.

Este club fue creado en 1949 por el propietario de la casa, Joaquim Gomis, junto con Rafael Santos Torroella, Sebastià Gasch, Sixt Illescas, Joan Prats, Eudald Serra y Maria Teresa Bermejo, todos ellos provenientes de la Editorial Cobalto (de ahí el nombre auténtico del club: Club Cobalto 49). Este club reunía un núcleo de la burguesía cultural barcelonesa, la proto-gauche divine, que popularizó durante una época el arte Mingei Undo (arte del pueblo), que provenía de Japón y que fue la razón de ser del grupo durante un periodo. El Club 49 también organizaron exposiciones de artistas de vanguardia, como Pollock, Fautrier, Tàpies, Tharrats, Hisao Domoto y Toshimitsu Imaï.

Pero su poder de convocatoria fue limitado, tanto en el tiempo como en el alcance. Por ello, algunos consideran excesivo que se haya destinado dinero público a comprar la mansión, atendiendo a su consideración de bien de interés cultural.

«Esto no se aguanta por ningún lado y el motivo de la compra de la casa es justamente el ruido de los aviones, que la hacen inhabitable. El Ministerio de Cultura, en manos de Sumar, enemigo declarado de la ampliación del aeropuerto, cree que de esta manera podrá poner un nuevo obstáculo a la tan necesaria ampliación», critican los detractores de la operación. Los reproches se extienden también hacia el motivo oficial de la adquisición: «No se sabe qué tipo de centro cultural se quiere hacer, pero, obviamente, hacerlo y mantenerlo costará un dinero que muchos centros culturales repartidos por Cataluña necesitan como el pan que comen».

*Puedes leer el artículo entero en el número 1607 de la edición en papel de EL TRIANGLE.

(Visited 46 times, 1 visits today)
Facebook
Twitter
WhatsApp

avui destaquem

Deja un comentario