El pasado 3 de enero el periodista de Haaretz Gideon Levy se disponía a comer con su hijo en un restaurante turco que este había conocido durante su servicio militar. Apenas sentados, comenzaron a oír insultos y amenazas: “Ojalá te atragantaras y murieras”, “Si no hubiera cámaras, te partiría la cara”, “Que se joda la madre de quien coma con este nazi”, y una frase pasmosa en la huida: “Eres un nazi porque te preocupas por los niños de Gaza”. Mientras las bombas, el hambre, el frío, la sed y el asedio siembran la destrucción en la población civil en un territorio convertido en escombrera-cementerio, los nazis son los que se preocupan por las víctimas. (Datos de fuentes médicas recogidas por Haaretz cifran en 81 los muertos en Gaza desde el día anterior).
Las amenazas son reveladoras de la deshumanización, la apatía, la ceguera y el estado de negación de una sociedad que mayoritariamente aprueba las prácticas de sus fuerzas armadas; lo que ha sido caracterizado por el historiador Meir Margalit en El eclipse de la sociedad israelí, como una espartización de la sociedad y ha quedado confirmado por el informe de la sección israelí de Amnistía Internacional acusando a Israel de genocidio.
El reflejo acusatorio no se limita a Israel. En el curso de las manifestaciones propalestinas en los campus norteamericanos, la profesora de la Jewish Israeli Business School, Shai Davidai, tildó a algunos participantes en las protestas de kapo, obviando que entre los acampados había judíos. (El asunto de la imposibilidad de hablar de Gaza o del Gran Israel sin devenir nazi, kapo, antisemita o filoterrorista merece ser abordado porque nos encontramos ante la apoteosis de la posmodernidad, la prevalencia del discurso ─son nazis los que critican el horror─ sobre la realidad ─los que lo siembran─).Entre las reivindicaciones de los estudiantes figuraban el que las universidades hicieran públicas sus inversiones y que dejaran de invertir en compañías armamentísticas relacionadas con Israel.
Precisamente tres semanas antes del acoso a Gideon Levy tuvo lugar en Tel Aviv la primera DefenseTech Summit que, a iniciativa del ejército israelí y bajo la presidencia de un general retirado, congregaba en torno a los militares a fabricantes de armas, empresas de capital riesgo y compañías tecnológicas de vanguardia, una tríada irresistible. Unas palabras de un asistente al encuentro, Alex Karp, director ejecutivo de Palantir, unos días antes dan idea de la atmósfera: “La gente quiere vivir en paz, quiere irse a casa y no escuchar tu ideología woke pagana. Quiere saber que está segura y segura quiere decir que la otra persona está asustada; así es como garantizas la seguridad de la gente […] haciendo a tu enemigo cagarse de miedo”.
Aunque el objetivo oficial era mostrar “las tecnologías y las estrategias de vanguardia para afrontar la seguridad global”, en la práctica se trataba, en palabras de Sophia Goodfriend en +972 Magazine, de la celebración de “una nueva y desenfrenada era de tecnomilitarización inaugurada con la reelección de Donald Trump”. La cumbre mostró un haz de confluencias: entre el ejército israelí y el sector de las empresas emergentes; entre las corporaciones y los fabricantes de armas bien conectados con el Pentágono; entre la vanguardia de Silicon Valley, el complejo militar industrial y las operaciones del ejército israelí.
Uno de los objetos repartidos en la reunión rezaba: “Lo que ocurre aquí se vuelve global”. Los participantes expresaban una confianza coincidente con el militarismo del espíritu del tiempo. Los titanes tecnológicos se ven hoy como una nueva clase de guerreros; a semejanza de Israel, que ha sumado a su condición de pueblo elegido los atributos de start-up nation y warrior nation. El lema de la paz por la fuerza que acuñaron los neoconservadores estadounidenses para la campaña de Netanyahu en 1996 se ha convertido en tendencia. E Israel, en emblema. La guerra de Gaza es la ventaja comparativa del país en este sprint marcial porque ofrece productos “probados en combate”. Si en este encuentro un panel llevaba el título de la actual operación en Gaza, Espadas de Acero, el del próximo diciembre promete Lecciones desde el frente. Israel es el campo de pruebas de excelencia en el que ensayan ingenios –y delirios– los jinetes del apocalipsis. El año del 80º aniversario de la liberación de Auschwitz y del “Nunca más”. Los nazis históricos y los inventores orwellianos de los ‘nazis’ de hoy.