La pregunta sobre si Josep Cubells, secretario de la junta del Barça, está cualificado para seguir al frente de la sección de básquet azulgrana es retórica, pues seguirá desempeñando ambos cargos mientras Joan Laporta sea presidente. Porque es un directivo leal al presidente, sin fisuras ni dudas, porque es eficazmente chapucero en las asambleas y en los trapicheos imprescindibles para cerrar las actas de las juntas -y lo que haga falta- y porque a Laporta, como no le interesan las secciones polideportivas y le incomoda tanto ir al Palau, ya le va bien un directivo sin ambiciones que, desde la mediocridad, va dando la cara.
Últimamente, sin embargo, ha protagonizado el esperpéntico caso Heurtel, que parecía enterrado en el ridículo y la vergüenza de un intento de fichaje que, por sí mismo, ya podría justificar la destitución del staff técnico de baloncesto y la propia dimisión de su directivo responsable, Josep Cubells, quien, de pronto, ha aparecido en Barça One para resucitar ese bochorno internacional.
Lo hizo el jueves con un monólogo propio de El Club de la Comedia para aclarar, a grandes rasgos, que si la prensa ha generado ruido es porque solo se ha escuchado a una parte, al jugador y a su representante, que la decisión de no ficharlo fue unánime, y que, a imagen y semejanza del caso Olmo y el relato el presidente, la gestión fue ejemplar, y que, llegado el caso, la junta lo volvería a hacer todo igual.
Los seguidores de la sección aún no han salido de su sorpresa, sobre todo los miembros de los grupos que, informados por el propio Cubells de la intención del club de reforzarse con Heurtel -un traidor como Figo que negoció con el Madrid estando todavía en el Barça- fueron interrogados sobre cómo reaccionaría la grada. Tal era la determinación de contratarlo que se tramitaron los billetes para su regreso desde China.
¿Y ahora hay que creerse que la directiva fue la que rechazó su incorporación por el bien del equipo? ¿Qué tipo de broma macabra es? Solo puede interpretarse que si a Cubells le ha interesado el tema debe de ser porque el jugador puede haber presentado una reclamación legal por lo ocurrido.
Recordarle al mundo el espantoso y grotesco affaire Heurtel, del cual la junta y especialmente Cubells son los únicos responsables, y hacerlo al más puro estilo Trump -o sea, negando la realidad como si la afición del Barça fue tonta-, solo puede interpretarse como una exhibición de su incapacidad, sin matices. En esa desfasada y absurda reposición, Cubells aprovechó para demonizar a la junta anterior y llorar por ese pasado al que han tenido que sobreponerse. El periodista Xavier Bosch le ha respondido en Mundo Deportivo: «Incluso dijo que «veníamos de donde veníamos». Sí, de ganarle la Liga al Madrid, de luchar por todo con Jasikevicius y de disfrutar de Mirotic», ha escrito. Además, la propia junta de Laporta, en las memorias económicas de 2021 y 2022, había presumido del incremento sustancial de los taquillajes del Palau. Pura esquizofrenia que, en el fondo, solo trata de volver locos a los aficionados, hasta ahora generosamente pacientes.
