‘Surveilled’, un documental al que se le ve el plumero

Ronan Farrow se traga acríticamente la propaganda independentista y hace un 'remake' del 'CatalanGate' que ignora el espionaje al gobierno español y la trama rusa del procés

Llamamiento promocional del documental 'Surveilled' de Ronan Farrow sobre espionaje con el programa Pegasus

Casi tres años después de que Ronan Farrow difundiera el informe bautizado como CatalanGate, según el cual 65 independentistas catalanes habrían sido espiados con el programa Pegasus, el periodista de The New Yorker acaba de estrenar un documental con demasiados agujeros y manipulaciones políticas interesadas. Lo ha titulado Surveilled (Vigilado) y recurre al activista independentista Elies Campo para sustentar la tesis de que el gobierno español es el responsable de este supuesto espionaje.

Farrow asegura durante el documental que «el gobierno español no respondió a nuestras peticiones de entrevista» sin especificar a qué representantes del ejecutivo quería entrevistar. Oculta, sin embargo, que tres miembros del gobierno español fueron espiados con Pegasus. Los teléfonos del propio presidente del gobierno, Pedro Sánchez, la ministra de Defensa, Margarita Robles, y el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, fueron infectados con este software espía. En el documental no hay ninguna alusión a la infección de los teléfonos de los miembros del gobierno español porque eso estropearía la tesis que defienden Farrow y Campo de que fueron los servicios de inteligencia dependientes de este ejecutivo los que infectaron los teléfonos de los independentistas supuestamente espiados.

Tampoco hay ninguna mención en los 60 minutos que dura Surveilled a la infección con Pegasus del teléfono móvil del empresario ruso Alexander Dmitrenko. Dmitrenko acompañó a Josep Lluís Alay, jefe de la Oficina del ex presidente de la Generalitat Carles Puigdemont en los dos viajes que hizo a Moscú para conseguir el apoyo de la administración de Vladimir Putin al proceso independentista de Cataluña. Lógicamente, estas relaciones con dirigentes rusos justificarían la intervención de los teléfonos de las personas que las llevaban a cabo, fuera con Pegasus o con otros sistemas tecnológicos.

La presencia de Elías Campo en el documental se convierte en esperpéntica cuando simula que detecta infecciones telefónicas en pocos minutos. Farrow y él se reunieron con el eurodiputado Jordi Solé y la senadora Laura Castel, ambos de ERC, en una sala del Parlamento de Cataluña. El coordinador catalán del CatalanGate aseguró en pocos minutos que había detectado dos intrusiones en el teléfono móvil de Solé. Es decir, Citizen Lab, el equipo canadiense que publicó el informe sobre el supuesto espionaje a los independentistas, tardó años en elaborar ese informe y, en cambio, Campo detectaba infecciones en un visto y no visto.

La situación alcanza niveles cómicos cuando, hacia el final del documental, aparece Campo y su familia almorzando y explica que a su padre y su madre también les infectaron el teléfono. El activista que hace de hilo conductor de la parte catalana del documental, va más allá, sin embargo, e improvisa el peritaje del teléfono de su hermana. Mueve los dedos por su móvil y asegura que también está infectado. En el CatalanGate que publicó Citizen Lab no aparece la hermana como una de las personas espiadas.

Junts ha pedido que el Parlamento de Cataluña apruebe una propuesta que aplauda la realización de Surveilled. El independentismo hace tiempo que aprueba y aplaude a Farrow y su CatalanGate. El rigor profesional y político de este documental, en cambio, se merecen muy mala nota.

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