La irracionalidad se refiere a comportamientos o expresiones forzadas, carentes de racionalidad. Es la cualidad de lo que no está dotado de razón o es absurdo, ridículo. Aplicado a personas, se refiere a las que no siguen o no son capaces de utilizar un razonamiento lógico, ya que no tienen la capacidad para discernir entre lo que es correcto y lo que no lo es. Esta falta de racionalidad se manifiesta de diversas maneras, desde tomar decisiones impulsivas sin considerar las consecuencias, hasta tener creencias o teorías que desafían el entendimiento lógico común.

Si bien la irracionalidad puede verse en situaciones de estrés elevado o cuando las emociones superan la capacidad de pensar claramente, también puede ser el resultado de una comprensión errónea de los hechos o de una muestra de desprecio hacia los demás. En algunos casos, la irracionalidad puede ser vista como una característica encantadora o peculiar y posiblemente eso es lo que ve y valora el electorado del estrafalario personaje que ha ganado las elecciones presidenciales en EEUU. En otros casos, sin embargo, puede conducir a errores de juicio graves y con consecuencias negativas para el conjunto de la sociedad.
Es importante reconocer que todos somos susceptibles de comportarnos irracionalmente en algún momento, y es parte de la condición humana. Ahora bien, la clave está en ser conscientes de estas tendencias y en trabajar para fomentar un pensamiento más racional y lógico. Reconocer nuestra tendencia a comportarnos de manera irracional es un paso crucial para el desarrollo personal y la toma de decisiones efectiva. Esta conciencia puede ayudar a mitigar los sesgos cognitivos y a promover una reflexión más profunda.
Los esfuerzos por mejorar el pensamiento crítico y la lógica no sólo benefician al individuo, sino que también pueden tener un impacto positivo en la sociedad, ya que las decisiones basadas en la razón y la evidencia tienden a ser más justas y equitativas. Así, mientras aceptamos nuestra naturaleza imperfecta, también podemos aspirar a un mayor grado de racionalidad en nuestras vidas.
Aún en estado de shock por la catástrofe producida por la DANA y la ineptitud o desidia del gobierno de la Comunidad Valenciana, nos llega la noticia del triunfo de Donald Trump en las elecciones de EEUU. La victoria electoral de una persona considerada irracional, como es el caso que nos ocupa, no solo puede generar incertidumbre y preocupación entre una parte de la población, sino que también supone un peligro extremo para todos, ya que sus decisiones políticas afectan directamente a toda la sociedad y a todo el mundo.
Sin embargo, es importante recordar que los sistemas democráticos suelen tener mecanismos de control y equilibrio para mitigar el impacto de las acciones de un solo individuo. Por tanto, aunque el resultado de una elección pueda parecer alarmante, la estructura de la democracia está diseñada para resistir y adaptarse a diferentes liderazgos, si bien el presidente electo de los Estados Unidos tiene un papel significativo en el control de los centros de poder, como el Congreso y el Tribunal Supremo.
Como alguien ha dicho, el Trump actual es una persona que ha cobijado rencor y odio durante los últimos cuatro años, que ha radicalizado aún más su discurso y que se ha preparado a conciencia para que esta vez nada ni nadie pueda frenar sus planes. Ahora Trump, un delincuente condenado y un instigador de multitudes golpistas, es un personaje resentido, más vengativo, más peligroso.
Los resultados electorales nos confirman el contraataque del voto reaccionario: contra el feminismo, contra la inmigración, contra la diversidad, contra las garantías básicas de la política, etc. A todo esto, Trump ha sabido añadir el voto de los republicanos muy ricos y ciertas comunidades latinas, quienes han votado como conservadores y no como migrantes. Ahora que ya conoce cómo funciona el sistema de Washington desde dentro, está decidido a desmantelar una administración que percibe como hostil y poner al frente de esta misión a personajes tan megalómanos y extremistas como él, como el magnate y propietario de la red X, Elon Musk.
Sin lugar a dudas, los resultados electorales de Estados Unidos impactarán significativamente en Europa, especialmente en áreas como el comercio, la seguridad y la política exterior, porque la reelección de un presidente con una postura proteccionista puede llevar a hacer políticas que afectan a las relaciones transatlánticas, como cambios en los acuerdos comerciales o presiones para aumentar el gasto en defensa de los miembros de la OTAN, entre otras cuestiones geopolíticas y económicas. Así pues, es importante que los dirigentes políticos europeos se liberen del seguidismo y la sumisión a EEUU y trabajen juntos para promover la paz, la seguridad y la prosperidad a escala global. Otro mundo es posible.