El Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat está registrando este año unas cifras de récord que lo acercan a los límites de su capacidad operativa. Durante los tres primeros trimestres de 2024, el aeropuerto ha registrado casi 42 millones de pasajeros, un aumento del 11,5% respecto a los datos registrados entre enero y septiembre de 2023. De esta cifra, un total de más de 31 millones corresponden a pasajeros internacionales, un sector que ha experimentado un incremento aún más elevado, hasta un 14%.
Barcelona destaca entre los aeropuertos europeos por su gran cantidad de conexiones con ciudades del continente. El año 2023, desde el aeropuerto se podía volar a 149 destinos de Europa, lo que lo posiciona también como uno de los aeropuertos más elegidos para hacer conexiones. Un 9% de los pasajeros del aeropuerto lo utilizan para enlazar vuelos con los destinos donde no pueden volar directamente; muchos de ellos lo hacen para viajar a algunos de los destinos intercontinentales con los que está conectada Barcelona.
Este 2024, el aeropuerto ha tenido vuelos directos a 54 destinos intercontinentales. Desde Barcelona se puede volar a 22 ciudades de América y a 7 de Asia, lo que supone también un récord histórico y la consolidación de las rutas con estos mercados tras el periodo de recuperación de actividad posterior al cierre de los países provocado por la pandemia.
El aeropuerto ha recibido de nuevo los vuelos a las ciudades de Asia Pacífico con las que estaba conectada, e, incluso, ha sumado las nuevas rutas a Seúl, operada por T’Way Air, y a la ciudad china de Shenzhen, el centro de la industria tecnológica de China, donde han nacido grandes empresas, como Huawei o BYD.
También las aerolíneas americanas están anunciando ya un aumento de la conectividad con el norte del continente para 2025. Delta, por ejemplo, ha puesto a la venta una nueva ruta a Boston, y United aumentará las frecuencias con San Francisco.
Los límites, sin embargo, de la capacidad actual acercan el riesgo de estancamiento de la conectividad de la ciudad, que se pierdan posibles nuevas rutas o incluso se cancelen por problemas de operatividad. Desarrollar el hub contribuiría a hacer posible que se consolidaran las rutas directas que conectan el tejido económico catalán con los mercados de América –especialmente en la costa este de todo el continente– y de Asia Pacífico.
Además, no sólo permitiría establecer nuevas conexiones con otros destinos importantes de estas zonas, en lugar de que las aerolíneas lo hagan en otros aeropuertos que están creciendo decididamente, sino que también facilitaría el incremento de la conectividad con mercados emergentes donde ahora solo se puede llegar haciendo escala a través de otras ciudades, como París, Ámsterdam, Londres, Frankfurt o Madrid.
Barcelona se encuentra en un momento de transformación decisivo para su futuro, un futuro que pasa por acabar de consolidar los vínculos necesarios para ser una importante encrucijada entre las regiones punteras mundiales. Ser el centro es el impulso que puede resultar determinante.
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