El Triangle

Ventajas e inconvenientes de la democracia por sorteo

Temi Vives

Biòleg i filòsof. Professor Honorífic de la Universitat de Barcelona.
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La democracia por sorteo, también conocida como «democracia aleatoria» o «democracia por lotería», es un sistema en el que los representantes o funcionarios públicos son elegidos al azar, en lugar de mediante elecciones tradicionales. El aspecto positivo de este enfoque es que, al seleccionar a las personas de manera aleatoria, se puede reducir la influencia de factores como el dinero, la corrupción y los favoritismos, lo que permite que una muestra más representativa de la población participe en la toma de decisiones.

Susana Alonso

Este modelo se basa en la creencia de que cualquier ciudadano, independientemente de su estatus social o político, puede contribuir de manera valiosa al proceso democrático. Algunos ejemplos históricos de este tipo de democracia se encuentran en la antigua Grecia, donde se utilizaba el sorteo para seleccionar a los miembros de ciertos cuerpos legislativos. Otro elemento clave de esta propuesta es que todos los ciudadanos (si lo desean) tienen las mismas oportunidades de participar en la toma de decisiones, lo que puede ayudar a reducir la influencia de intereses particulares y la polarización política. En resumen, la democracia por sorteo busca promover una representación más equitativa y justa, dando la oportunidad a diferentes sectores de que sus voces sean escuchadas en las instancias que gobiernan las sociedades.

El funcionamiento básico de este sistema es primero, una selección aleatoria, por la que se elige por sorteo a un grupo de ciudadanos al azar de un censo o lista de votantes. Después se constituyen los denominados «Cuerpos Deliberativos» en cuyo ámbito se discutirán y tomarán las decisiones sobre temas específicos, después de la deliberación debida y con la ayuda de expertos y facilitadores cuando sea necesario, para asegurarse de que las decisiones se toman debidamente informadas. Finalmente, el grupo toma decisiones que pueden ser vinculantes o recomendatorias, dependiendo del contexto de la gestión política.
Ejemplos recientes de democracia por sorteo se dan en Canadá y Australia, donde se han hecho experimentos con representantes elegidos al azar para abordar temas como el cambio climático o la reforma electoral. En Canadá, aunque no se ha implementado un sistema de democracia por sorteo a gran escala, hay un interés creciente por explorar formas innovadoras de participación democrática.

En los últimos años, la democracia aleatoria también se ha aplicado en países europeos. Por ejemplo, en 2016, en Irlanda se creó una Asamblea Ciudadana formada por ciudadanos elegidos al azar para deliberar sobre temas como el matrimonio igualitario y el aborto. Las recomendaciones de esta asamblea influyeron en los referéndums que finalmente resultaron en cambios constitucionales. En 2019, en Francia, el presidente Emmanuel Macron estableció la Convención Ciudadana para el Clima, un panel de ciudadanos seleccionados al azar para proponer medidas para reducir las emisiones de carbono en Francia. Quizás el ejemplo con más continuidad es el caso de Bélgica concretamente en la región de Bruselas, hay un parlamento ciudadano (Parlamento de la Región de Bruselas-Capital). Los ciudadanos elegidos participan en debates y toman decisiones junto con representantes electos. Los temas abordados han sido aspectos críticos de urbanismo, vivienda accesible, sostenibilidad y seguridad.

Como no podría ser de otro modo, la democracia por sorteo también presenta algunos inconvenientes. Entre ellos destacan la falta de experiencia de las personas seleccionadas al azar, que al no tenerla y carecer por tanto del conocimiento necesario para tomar decisiones informadas sobre temas complejos, puedan tomar decisiones erróneas. Además, como todos los ciudadanos no tienen el mismo nivel de educación o acceso a información, la calidad de las decisiones tomadas puede no ser óptima. Otro problema es que aunque el sorteo pretende ser equitativo, quizás no refleja adecuadamente la diversidad de opiniones o las necesidades de la población. Finalmente, puede pasar que algunos ciudadanos seleccionados pueden no estar interesados en participar activamente en el proceso político, lo que podría llevar a una falta de compromiso.

A pesar de estos inconvenientes, la democracia por sorteo también puede ofrecer una forma innovadora de participación y representación. Soy de los que piensan que de manera prudente y experimental se debería aplicar este sistema por ejemplo en ámbitos reducidos municipales. Sería una manera de ver hasta qué punto, la complejidad del sistema democrático actual se puede simplificar y mejorar.

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