Una promesa repetidamente incumplida acaba siendo más una mentira que cualquier otra cosa, si bien no parece que, en el caso de la prensa azulgrana, temerosa y servil con el laportismo, esté dispuesta a considerar siquiera la posibilidad de que la junta de Joan Laporta haya vuelto a las andadas mediante una oleada de filtraciones en materia económica y financiera con el doble objetivo de desactivar los resultados del ejercicio 2023-24, hasta hacer desaparecer esas pérdidas dramáticas de 91 millones, y de generar, por otro lado, una atmósfera previa a la asamblea del día 19 favorable a la aprobación de las cuentas, pese a la advertencia del auditor, Grant Thornton, de que no han sido correctamente formuladas.
Es la forma de contraatacar, por parte de la junta de Laporta, un creciente hervidero de malestar y de denuncia en algunos sectores barcelonistas por las malas noticias asociadas a los resultados de la temporada pasada, no solo por ese déficit que se ha intentado ocultar a los socios con todos los trucos posibles, sino especialmente por la revelación casi clandestina de una excepción del auditor por la negativa de la junta a depreciar Bridgeburg Invest (Barça Vision) a la vista del fracaso estrepitoso de una aventura empresarial sin ningún futuro.
Las cuentas de la temporada cerrada, en el caso de aplicarse esta desvalorización que podría ser por el total de los 208 millones contemplados en la contabilidad del club por el valor del 53% de la sociedad, agudizaría la crisis financiera que ahora mismo ya ha puesto a la directiva en una situación crítica.
Para evitar que los socios le tumben las cuentas y ante la amenaza de que las columnas de opinión del fin de semana se centraran en este espinoso asunto, verdaderamente problemático en vísperas de la asamblea, la junta organizó el pasado viernes un desayuno con diferentes medios clave del panorama mediático azulgrana para ofrecerles datos, perspectivas e informaciones específicas y desde luego interesadas sobre la excelencia del cierre del ejercicio 2023-24 y las atractivas expectativas de la actual temporada 2024-25.
A falta de un vicepresidente económico, de un CEO o de un ejecutivo de peso y de confianza de Laporta, fue el tesorero, Ferran Olivé, el encargado de evangelizar a los periodistas en ese café con cruasanes de donde salieron los mismos titulares en las principales cabeceras, radios y digitales en la línea de ese discurso oficialista de Ferran Olivé que ya había avanzado en declaraciones a la web del club días atrás.
“Ahora ya tenemos velocidad de crucero. Nos ha costado prácticamente tres años. Tener un resultado ordinario positivo es tremendamente difícil en una empresa si se tiene en cuenta de dónde veníamos y dónde estamos. Nos encontramos la tormenta perfecta a nivel económico. Había una cuenta de resultados negativa, una tesorería en la que el club no podía hacer frente a los pagos del mes siguiente y teníamos un patrimonio negativo por encima de los 450 millones”, fue su mensaje, como es habitual por parte de esta junta, intoxicador y manipulado, pues no admitió ni comentó los resultados reales de 91 millones de pérdidas ni tampoco hizo referencia la excepción del auditor en el sentido de que las pérdidas deberían haber sido aún mayores por la misma causa del descalabro de Barça Studios.
En la sesión del viernes, donde se trataba de teledirigir a los medios, Ferran Olivé no hizo ninguna alusión a esta encrucijada tan extraordinariamente delicada, pues la ley exige presentar a los socios un informe de auditoría libre de salvedades. Al contrario, la soslayó casi como un error y una apreciación interesada de Grant Thornton, atropellando cualquier pregunta sobre el tema con el anuncio de que “tras asumir Aramark 25 de los 40 millones que debía Libero para la 2023-24, el club es optimista para llegar a acuerdos que ayudarían además a mejorar el fair play de LaLiga antes de fin de año y mantener inscritos a Olmo y Pau Víctor. Algunos sponsors actuales del Barça pueden sumarse al nuevo plan para desarrollar una línea de negocio que además generarían ingresos extraordinarios no contemplados en el presupuesto 2024-25”.
Los titulares de las últimas horas han repetido y amplificado exactamente el discurso de Olivé, que sigue siendo el mismo argumento expuesto y cansinamente repetido por la junta, Laporta incluido, desde que hace dos años y medio promovieron esa palanca de Barça Studios en la que, demostradamente, no confía nadie que no haya sido medio obligado a poner dinero, como han hecho Orpheus Media y Socios.com, casi como un favor puntual y con el compromiso de que las acciones adquiridas les fueran rápidamente recompradas. Se han dado dos casos, los de Orpheus Media (Mediapro) y Aramark, que han obtenido en paralelo contratos como el del Museu del Barça y la restauración del futuro Espai Barça, maniobras sospechosas y poco convincentes a los ojos del auditor, que se ha negado a realizar otro acto de fe, por tercer año consecutivo porque ni la facturación ni las inversiones en Barça Vision revelan el menor indicio de vida comercial más allá de los cuentos fantasiosos de la junta azulgrana.
La otra ‘bomba’ soltada por Ferran Olivé se ha referido al incremento de 72 millones en la partida de los ingresos comerciales, de 374 a 446 millones, calculados por el récord previsto de BLM gracias a la nueva vía del e-commerce y de nuevos contratos de patrocinio que, como lo ha explicado la prensa tras ese off the record, incluiría el aumento del nuevo contrato con Nike, ese que también se lleva firmando desde hace meses y que se ha convertido en la gran esperanza laportista para reparar el roto de Barça Studios, un saldo negativo y pendiente que no hace más que aumentar su impacto en la debilitada estructura de ingresos.
Explicado como lo ha hecho el servil periodismo adoctrinado por Ferran Olivé puede llegar a sonar como música celestial y a excelentes noticias para la recuperación económica si no fuera porque al final de esa catarata de ingresos el beneficio previsto no pasa de los 5 millones, un resultado realmente escaso frente a la urgente necesidad de remontar el patrimonio neto negativo tras el cierre del ejercicio anterior, de 91 millones, que podría ascender a casi 300 si se aplicase el criterio del auditor.
Dicho de otro modo, aunque llegue el dinero de Nike, tan esperado, en las condiciones y magnitud filtrado por Ferran Olivé, si es a cambio de ampliar esta alianza y explotación hasta 2038, el presunto mejor contrato de patrocinio de la historia no habrá servido de mucho, más bien de nada, sólo para paliar la chapucera y perversa gestión de Laporta, que a día de hoy va camino de la treintena de fichajes, origen único y principal de la estratosférica acumulación de palancas que solo han provocado un grave empobrecimiento y un endeudamiento irrevocables, mientras el equipo va líder gracias a la Masia que le dejó Josep Maria Bartomeu.