Justicia y Salud de la Generalitat revisarán el programa de prevención de suicidios en las prisiones

En pocas semanas se tomarán una decena de medidas concretas para reducir la tasa

El conseller de Justícia, Ramon Espadaler, durant la presentació de les mesures de xoc contra els suïcidis a les presons (ACN)

El Departamento de Justicia y el de Salud de la Generalitat de Cataluña revisarán próximamente el programa de prevención de suicidios en las prisiones catalanas que se aprobó en 2019. A más corto plazo, en las próximas semanas, se aplicarán 10 medidas concretas para mejorar la prevención, la detección y la actuación, medidas que han surgido del grupo de trabajo de expertos de las dos consejerías.

El consejero de Justicia, Ramon Espadaler, ha dicho que le preocupa el alta tasa de suicidios en las prisiones catalanas, 11 este año en una población de unos 8.000 internos, y que el plan y las medidas quieren incrementar la detección para evitarlos.

En una rueda de prensa conjunta con Elena Pérez, secretaria de Medidas Penales, y Aina Plaza, directora general de Planificación del Departamento de Salud, Espadaler ha puesto en relieve que el programa de 2019 es la base para trabajar en el nuevo, pero hay que revisarlo para ponerlo al día, y aprovechar también las diez medidas que en pronto entrarán en vigor. A su vez, Pérez ha explicado que en 2024 se ha activado el protocolo de riesgo de suicidio 549 veces, la mayoría por nivel bajo o moderado. Esto incluye a todos les presos que han pasado por las prisiones catalanas, más de 10.000, y a algunos se les puede haber activado el protocolo más de una vez. De los 11 presos que se han sucidado este 2024, solo dos tenían el protocolo activado, mientras que el resto lo tenían desactivado o no se les había activado nunca. Plaza, por su parte, ha explicado que en Cataluña hay una ratio de 1,5 psiquiatras por cada 1.000 presos, ante la media europea de 1,3 y la española de 0,2.

Nuevas medidas

La primera medida de choque será crear en dos semanas una mesa permanente en cada prisión para evaluar el riesgo de suicidio de los internos y las medidas a tomar. Se reunirá mensualmente y trasladará inmediatamente sus recomendaciones y propuestas de soluciones. Además, se hará sensibilización y formación a todos los implicados en la cuestión y se difundirán las guías de prevención.

También se creará un sistema de alerta sobre acontecimientos críticos que activará medidas de protección indicadas por un psicólogo o psiquiatra, informando a la dirección del centro, y se involucrará a los internos en la prevención del suicidio, con un buzón de aviso de riesgo y poniendo en marcha la figura del interno de apoyo. Hasta ahora existía esta figura pero, según Pérez, no se había activado. Así, por ejemplo, se crearán celdas conectadas a través de un vidrio para que el preso de confianza pueda vigilar al que tiene riesgo de suicidio.

Otra medida será monitorizar las activaciones del protocolo de riesgo y las actuaciones que haga la atención primaria sanitaria. Se hará un seguimiento de este seguimiento médico cada dos meses a los presos con riesgo alto, se supervisarán cada dos semanas las detecciones y activaciones del protocolo y se ampliará el periodo de seguimiento cuando se desactive. Por otro lado, en dos meses se hará una lista de enseres o medios peligrosos a los que los presos con riesgo de suicidio no podrán acceder, de forma que se cambiarán las sábanas o toallas de tela por otras menos resistentes con las cuales no se puedan colgar del cuello, se habilitarán celdas sin barrotes, solo con vidrios blindados, y también se cambiarán los colchones.

A la vez se intentará crear espacios alternativos para el aislamiento, más “amables, flexibles y menos restrictivos” y con videovigilancia. En el caso de los departamentos de régimen cerrado, donde van los presos más conflictivos, se añadirá una intervención más intensiva, y los psiquiatras podrán vetar el aislamiento de presos con riesgo de suicidio. Habrá más visitas médicas a los internos de régimen cerrado o a los de las celdas de aislamiento.

La octava medida será garantizar la estabilidad de los funcionarios ya especializados para evitar que vayan rotando con otros profesionales no tan especializados. También se facilitará la conexión entre las prisiones y el historial médico del preso y, en último lugar, se realizará en tres meses un estudio del riesgo de suicidio con perspectiva de género, para analizar con más profundidad las circunstancias especiales de las presas.

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