Nike ya es el gran problema de Laporta y la peor solución del verano para el Barça

Todo el plan para desbloquear el margen salarial, evitar el colapso financiero por la caída del valor de Barça Studios, salvar el ejercicio y poder fichar a Nico Williams pasa por cerrar el nuevo contrato en cuestión de días, una posibilidad que el propio presidente ya ha descartado

Ronaldinho, promocionant la nova samarreta del Barça - Foto: FC Barcelona

El lanzamiento mundial de la camiseta del 125º aniversario del Barça ha sido, pese al ruido provocado en las redes y los medios, un éxito relativo debido a que la fecha elegida del 18 de julio supuso casi un mes de pérdidas de ventas con respecto a otras temporadas. A finales de junio, cuando el turismo extranjero ya abarrota la ciudad, es cuando se pone en circulación la vestimenta oficial de la siguiente campaña en una operación combinada de exposición en las tiendas propias del FC Barcelona, a través de BLM, y en la red internacional de Nike por todo el mundo, acompañada de acciones de promoción, publicidad y mercadotecnia que convierten el inicio del verano en la mejor época para batir récords de ventas.

El Barça, sin embargo, arrastra ya varios veranos de continuas incidencias y retrasos a causa de la entrega de material defectuoso por parte de Nike, casualmente detectado en el último momento, que ha perjudicado ostensiblemente el volumen de facturación. En el caso de este verano de 2024, provocado por un error incomprensible en el estampado del logo de Spotify. Contra este imponderable, el contrato del Barça con Nike no contempla reparación ni compensación alguna económica, del mismo modo que no cabe sospechar de ningún sabotaje por parte del propio fabricante, que también resulta gravemente perjudicado si al final se venden menos camisetas de las previstas.

Lo que si que resulta indicativo del deterioro de las relaciones entre Barça y Nike a lo largo de los últimos años es que las demandas, las tensiones y hasta la ruptura de diálogo entre las partes se ha traducido en una precariedad crónica a la hora de encontrar camisetas en el mercado.

Ahora que se habla de reconciliación y de renegociación del contrato sobre la base de una mejora de las condiciones para el FC Barcelona, e incluso del cobro íntegro y anticipado de un signing bonus de 100 millones al cierre de este nuevo acuerdo, la eficiencia en la producción y distribución del producto estrella no es que haya mejorado sensiblemente.

Al contrario: como prueban los hechos, los problemas se han agravado por más que el vídeo de lanzamiento haya provocado una reacción mediática muy favorable en la órbita de la sensibilidad catalanista del socio azulgrana. La cuestión es si esta concentración de elementos asociados a las esencias del Barça es igual de comprensible y seductora para el fan de Indonesia o de EEUU. ¿La presencia de Puyol, Ronaldinho, Iniesta, Gasol o Stoichkov como grandes protagonistas del lanzamiento audiovisual pueden compensar la destaca ausencia de Leo Messi, o que haya sido Adidas la que mejor haya aprovechado este impasse de la maquinaria Barça-Nike para promocionar mundialmente a la nueva joya azulgrana, Lamine Yamal, precisamente junto a Leo?

Al margen, la precaria situación de la economía del Barça y la imprudente fanfarronería de Laporta, asegurando que hoy en día el Barça puede fichar a Nico Willians y Dani Olmo, ha aumentado el grado extremo de dependencia y de desventaja con respecto a Nike y, sobre todo, con respecto a esos 100 millones de anticipo de los que depende absolutamente todo el plan de Laporta, pues necesita firmarlos urgentemente para desbloquear el margen salarial y poder ir al mercado bajo la regla 1:1. Nike, si de verdad acepta destinar una parte de ese dinero a invertir en Barça Vision, pues de otro modo la frágil estructura financiera de Joan Laporta colapsará, es el gancho para que Spotify y Amblight TV acepten salvar una sociedad y un negocio que nacieron muertos desde el punto de vista comercial.

Es todo un mismo pack sobre el que Laporta ha construido la ilusoria sensación de fortaleza económica en este verano que avanza, a la hora de la verdad, sin más novedades que esa vaga y repetida promesa de que «pronto habrá buenas noticias», estrategia a la desesperada que amenaza con no cerrar el ejercicio hasta septiembre y con ralentizar tanto los fichajes como las inscripciones del equipo de Hansi Flick.

La mala noticia, aunque imperceptible para la prensa, la dio el propio presidente en la presentación del entrenador alemán la semana pasada, matizando que, sobre esas «buenas noticias», el acuerdo con Nike no era inminente, sino que se contemplaba un poco a medio plazo. Nike no sólo no tiene prisa, sino que precisamente cuenta con el factor tiempo a su favor ahora que el Barça se encuentra a menos de tres semanas para el inicio de la Liga y a sólo un mes del cierre del mercado.

Laporta necesita una alineación estelar de todos esos planetas de su fantasía cósmica casi imposible de conseguir en ese estado actual de gravedad cero, bolsillos vacíos y absoluta subordinación a que Nike, acostumbrada a caminar a paso de dinosaurio, se mueva como una gacela y acepte negociar y cerrar en un mes -el de las vacaciones- un supercontrato de casi quince años de alcance.

Si lo acaba haciendo será porque Laporta, ante la necesidad acuciante de dinero para remover ese mercado que él mismo ha puesto en modo inflacionista, se rinde a todas y cada una de las condiciones de Nike para avanzar esos 100 millones a costa de minorar el volumen de los pagos anuales de la siguiente década y de modular a su favor, y no al del Barça, el éxito de BLM, que es la clave y origen de las fricciones habidas entre ambos.

Nike, que es el problema y al mismo tiempo la peor solución del diabólico plan de Laporta para estirar un año más la agonía de Barça Studios, acaba de ganar en los juzgados el primer asalto legal dejando al Barça KO, sin el menor margen de acción para romper el contrato ni posibilidad de negociar con ninguna otra marca.

En el Barça de Laporta, que ya es prácticamente propiedad de Goldman Sachs desde el punto de vista patrimonial, Nike es quien tiene ahora en sus manos el futuro del propio presidente si no es capaz de cumplir con ese blablablá de los brotes verdes, los beneficios del último ejercicio y la machada de fichar a Nico Williams y a quien sea…

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