Fuerte demanda de residencias caninas, tanto en los meses de verano como durante el año

Algunas ya tienen lleno todo el agosto y la gran mayoría ha logrado la máxima ocupación durante el puente de San Juan

Els gossos necessiten espais per socialitzar, com poden ser les piscines que hi ha a l’hotel caní El Vilà de Calders

Hace veinte años, Josep Cardona y su mujer abrieron el hotel canino El Vilà, ubicado en el municipio de Calders, al Moianès. Decidieron abrir el centro porque no encontraban ningún espacio para dejar a sus perros, dado que los que existían entonces “eran un desastre”, según recuerda Josep, en declaraciones a EL TRIANGLE. Incluso ahora, llegan propietarios de perros al hotel canino, según explica, que “lloran al ver las instalaciones, porque estaban desesperados por no encontrar ninguna solución que les gustara”. A medida que ha pasado el tiempo, el sector de las residencias para estancias de animales, como perros y gatos, ha ido evolucionando, creciendo y profesionalizándose, a pesar de que todavía queda mucho trabajo por hacer, como explica a EL TRIANGLE Encarnación Merueldo, presidenta de Ascelcre (Asociación de centros legales de cría y cura responsable de España).

A pesar de que no hay cifras oficiales, se calcula que hay legalizadas unas 800 residencias caninas en todo el Estado, pero la cifra real se podría doblar, porque muchas están pendientes de legalización. Preguntada por la evolución de este sector económico, Encarnación Merueldo prevé un crecimiento moderado, porque muchas de las existentes se regularizarán y también habrá una mejora de servicios, de acuerdo con las peticiones de los clientes.

De hecho, los servicios que se ofrece en un hotel canino cada vez son más amplios. Josep Cardona, del Vilà, explica que se ha preocupado por adecuar la residencia a los nuevos tiempos y hoy en día ofrecen “habitaciones interiores, con calefacción radiante, aire acondicionado, hilo musical y webcam”, aparte de piscina y patios exteriores para favorecer el juego y el contacto entre los animales. En el caso de los gatos del centro, también pueden disfrutar de minisuites con música relajante para los momentos de descanso.

El sector vive un momento dulce porque hay mucha demanda, y no solo en periodos concretos, sino durante todo el año. Las épocas más fuertes son los meses de junio a agosto, la Semana Santa, Navidad y los diferentes puentes, como el de la Purísima o, recientemente, el de San Juan. De hecho, encontrar una habitación durante el mes de agosto ya es complicado en estos momentos y muchos establecimientos ya han puesto el cartel de “completo”. La demanda es tan alta que muchos clientes habituales de este tipo de servicios ya se han acostumbrado a hacer las reservas con mucha antelación para no quedarse sin plaza. La gran mayoría reserva una estancia de entre una y dos semanas, a pesar de que hay personas que por motivos laborales u otras necesidades pueden hacer reservas superiores a un mes.

En la mayoría de los casos, los perros grandes son los principales clientes de este tipo de establecimientos, donde disponen de grandes espacios al aire libre para correr y socializarse. Aparte, gestionar las vacaciones o las salidas puntuales con ellos es más complicado, porque, por ejemplo, tienen que viajar en las bodegas de los aviones sin poder estar cerca de los amos o, si pesan más de diez kilos, ya hay limitaciones para acceder a determinados hoteles que aceptan animales.

Todas las razas son bienvenidas, pero ciertos establecimientos rechazan la estancia a los perros de razas potencialmente peligrosas y a los perros sin esterilizar. En el Vilà sí que los aceptan, y trabajan con ellos para que tengan sus espacios de recreo y de bienestar. Con las fuertes olas de calor, los perros con dificultades respiratorias también pueden tener problemas de acceso, porque, a pesar de tener aire acondicionado en los aposentos, la gestión de los espacios abiertos puede ser complicada. En algunos casos son excluidos por su misma seguridad.

A pesar de que sea la primera vez, los perros se adaptan deprisa a vivir temporalmente en una residencia canina. El etólogo y experto en el comportamiento de los animales Josep Cardona explica que “la ventaja que tienen los perros es que se adaptan muy bien al medio. No tienen la sensación de abandono. Sí que pueden estar extrañados en un primer momento, pero si les das lo que necesitan y les distraes la mente se lo pasan bien”. De hecho, Cardona relata que cuando los animales vienen por primera vez a Calders “tenemos más trabajo a convencer los propietarios que no los perros”. En su caso, “tenemos que luchar con la sensación de abandono que tienen los propietarios al dejar el perro, y piensan que su animal no podrá vivir sin ellos. Creen que el perro se morirá sin ellos, y no se ha muerto ningún perro por este motivo”. En determinadas ocasiones, “hay propietarios que creen que el perro necesita tantas cosas que les llegan a agobiar. En muchos casos, hacen vacaciones de los propietarios”.

Hay que tener presente que muchas ciudades no están preparadas para las necesidades de un perro. Hay mucho asfalto, pocos espacios de recreo para perros, y siempre tienen que ir ligados por las calles. Para Josep Cardona, los perros necesitan “espacios para explorar y para husmear. Husmear varios olores para su cerebro es como leer el diario. Les va muy bien”. En relación con los perros que casi no salen a la calle porque viven en patios o jardines grandes, alerta que “hay gente que solo los tiene en el jardín, y allá no hay estímulos, no hay olores y pueden coger enfermedades mentales, porque no salen del jardín”. Desde la asociación Ascelcre, la presidenta Encarnación Merueldo está promoviendo mejoras para el sector para que pueda crecer de forma legal en calidad y profesionalidad. Está centrando esfuerzos a hacer frente a la “desidia administrativa que ha existido durante muchos años en España”. Algunos propietarios de residencias caninas han tardado entre tres y cinco años a conseguir los permisos de núcleo zoológico. “Una salvajada”, según Merueldo. “Ahora estamos buscando una mejora normativa con las administraciones responsables para que la tramitación no dure más de nueve meses o un año, y hace falta una mirada profesional por parte de todos los agentes implicados, sea la administración, la propiedad o el vecindario del entorno”.

Los impulsores de los hoteles caninos normalmente son familias amantes de los animales con mucha vocación e ilusión, y ellos mismos impulsan las obras y también hacen largas jornadas para garantizar el bienestar de los animales.

Puedes leer el artículo entero en el número 1582 de la edición en papel de EL TRIANGLE.

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