Las cagaleras de ERC

No, si yo os entiendo. Estáis muertos de miedo, no sabéis qué hacer, os tachan de traidores unos y otros, os señalan cuando intentáis entrar en la zona del autonomismo, os insultan, os dejan de votar. Es que, a ver, yo también tendría dolor de barriga y de espíritu. Y no olvido la pérdida de cargos con buenos sueldos que supondría tomar una decisión con el corazón y no con la mente. Y Junts por aquí y Junts por allá; y Mas metiendo el dedo en la llaga proponiendo una coalición con Puigdemont en las próximas elecciones al Parlamento de Catalunya. ¿Y quién iría de número uno? Lo sabéis de sobra, no hace falta que lo repita.

Yo que lo miro desde fuera, quizá soy más superficial; y más realista también. Dejaos de tonterías y meted a Puigdemont en el baúl de la historia. Tenéis una oportunidad única de ser serios, de trabajar para la ciudadanía, de poner un par de…, de estímulos encima de la mesa, digámoslo así, y empezar a pensar en las personas, en todos los catalanes y catalanas que estamos hartos de luchas de partidos, de personalismos, de envidias, de odios, de traiciones variadas, que solo llevan al desencanto, al aburrimiento y a la abstención o a votar fuerzas políticas con mensajes sencillos, pero a la vez terroríficos, inhumanos.

No sé si os habéis parado a pensar en el país tan maravilloso que tenemos. Dicen que en verano vendrán más visitantes que nunca. Quizás la fuerza de la ciudadanía, nuestro talante, es más aglutinador que vuestra soberbia y vuestro orgullo. Quizás, la sonrisa de un camarero o camarera o la amabilidad de un empleado de un hotel, funcionan mucho más que vuestras rencillas, que vuestras disputas de patio de colegio con el único objetivo que el poder, una golosina muy dulce, muy atractiva, lo sabemos.

¿Hay alguien en ERC que piense en nosotros? ¿Hay alguien con un mínimo sentimiento de empatía hacia los ciudadanos que llevamos años esperando una responsabilidad que no acaba de llegar? ¿Hay alguien que ofrezca algo más que utopías y ficciones al margen de la realidad de las personas? En definitiva, ¿hay alguien en ERC capaz de coger el toro por los cuernos y empezar de una puñetera vez a trabajar por el pueblo que dice amar? De verdad, empiezo a estar muy harto de vosotros. Hoy decís una cosa y al día siguiente, la contraria. Hoy volvéis a hablar de independencia, de referéndum, y al día siguiente de algo “singular”. Me cansa y mucho.

Me gustaría poder entrar en vuestras reuniones y dar un grito que os abriera los ojos, que os abriera esas mentes obtusas y miedosas que os van comiendo los cerebros pensantes de Junts. ¡Salid del armario! ¡Plantaos ante el autoritarismo y el extremismo de Junts! ¿Aún no os queréis dar cuenta de que Puigdemont quiere el poder para él solo y hará todo lo posible para humillaros y despreciaros? ¡Limpiaos las cagaleras y empezad a volar libres!

Hay una Cataluña, la mayoritaria, que espera vuestro paso hacia el compromiso. Ya lo hicisteis una vez con ese tripartito que funcionó bastante bien, pese a la desgarradora crítica de sectores que no querían dejar de chupar de la teta del poder. ¿Recordáis el Plan de Barrios? ¿Recordáis la cantidad de edificios rehabilitados en Sabadell, en Santa Coloma, en Sant Adrià del Besòs? ¿Dónde está esa humildad que mostrasteis en aquel momento y que hizo tanto bien?

Mirad, hay momentos en la vida donde hay que tirar hacia adelante. Entre mirarse el ombligo y mirar de reojo a los enemigos de Junts, os habéis quedado atrapados en una telaraña de la que no deseáis salir. Y podéis hacerlo. Solo se necesitan unas tijeras, las del coraje. Y las podéis conseguir. Lo sabéis. Es cuestión de mirar hacia el País Vasco y ver cómo los acuerdos al margen de banderas y teorías rocambolescas e inverosímiles, funcionan. Y cuando triunfan las propuestas creíbles, entonces se cambia todo.

Por último, os pediría que salieseis de vuestros despachos de oro. Que entraseis en las urgencias de cualquier hospital, en cualquier instituto, que pasearais por las calles de pueblos y ciudades, que os unierais a cualquier entidad del Tercer Sector, que mirarais a los ojos de las personas que no llegan a fin de mes o que viven en un quinto piso sin ascensor y no pueden salir a la calle esperando a que alguna administración convoque ayudas para poder instalarlo. Y tantas y tantas cosas que es necesario emprender, ordenar y arreglar. Si en vez de pasar el día atemorizados por la frase que dirá Puigdemont, salierais a la calle, veríais la realidad. ¡Venga, sed valientes! Los catalanes y catalanas os lo agradeceremos. Eso también lo sabéis.

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