Cataluña necesita un Frente Popular, no mesas antirrepresivas

La izquierda francesa lo ha entendido. Frente a gobiernos conservadores y ultraconservadores es necesaria una izquierda unida, valiente y constructiva. Emmanuel Macron llegó a la presidencia de Francia con la apariencia de ser un candidato dispuesto a aplicar medidas progresistas. Más que por las políticas progresistas que prometía, obtuvo y conserva el cargo gracias a que es un contrafuerte de la extrema derecha que encabeza Marine Le Pen. Tras la victoria del Reagrupamiento Nacional de Le Pen en las elecciones europeas, Macron ha convocado elecciones avanzadas a la Asamblea francesa y toda la izquierda se ha unido en una candidatura bautizada como “Nuevo Frente Popular”.

Este Nuevo Frente Popular lo forman Los Ecologistas, la Francia Insumisa, el Partido Socialista, el Partido Comunista, Plaza Pública, Generación-s, Izquierda Republicana y Socialista, el Nuevo Partido Anticapitalista y la Izquierda Ecosocialista. En pocos días, los dirigentes de estos partidos se pusieron de acuerdo en un programa para los cien primeros días de gobierno si lo alcanzan después de las elecciones. Chapeau!

Mientras, en un rincón en el sur de Francia y ya en territorio español hay una izquierda que se resiste a aprender la lección. Una supuesta izquierda que busca excusas para no hacer frente a la derecha y a la extrema derecha. Esgrime el independentismo pero, de hecho, lo que pretende es evitar que se forme un frente de izquierdas similar al francés que dé la vuelta a la dinámica conservadora de los gobiernos catalanes de los últimos años. De hecho, después de la marcha de Junts del gobierno de la Generalitat se intuyó que el frente de izquierdas podría revivir también en Catalunya. Una malograda y absurda discusión sobre un gran casino que quiere instalarse en tierras tarraconenses estropeó esta dinámica. No hubo presupuestos de la Generalitat y el gobierno de ERC adelantó las elecciones.

Las elecciones dieron 68 diputados a los partidos de izquierdas: 42 al PSC, 20 a ERC y 6 a los comunes. Justo la mayoría absoluta del Parlament. La CUP optó por buscar represores en el espacio socialista antes que posibles compañeros de gobierno progresista y se prestó a poner de presidente del Parlament a un dirigente de la derecha catalana. ¿El argumento? Que querían una Mesa del Parlament antirrepresiva. Una forma de decir que no querían que el Parlament lo presida un representante del PSC, partido que ha aprobado leyes de indulto y amnistía para las personas que los de la CUP considera represaliadas.

El gobierno de un Nuevo Frente Popular de Izquierdas reflejaría lo que pidieron la mayoría de los catalanes que votaron el 12 de mayo. Y para que los que lo pueden construir lo hagan posible sería acertado que las asociaciones y personas que lo reclaman pusieran en marcha campañas ciudadanas de comunicación y recogida de firmas para conseguirlo. Tenemos un par de meses para verlo hecho una realidad.

Allez les citoyens!!!!

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