De Josep Rull, el nuevo presidente del Parlamento catalán, casi todo el mundo habla bien, incluso sus adversarios políticos. El hecho de haber pasado casi cuatro años en prisión, por su pertenencia al Gobierno del 1-O, ha marcado a fuego su trayectoria vital. Admirador de Jordi Pujol desde jovencito, se afilió en 1986 a la JNC, que le sirvió de trampolín para hacer una intensa carrera política, que ahora ha culminado con la presidencia del Parlamento, la segunda autoridad institucional de Cataluña. Su independentismo de piedra picada está mitigado por el trato amable y fácil que tiene con la gente, más allá de las ideologías de cada uno.
Católico practicante, una de sus afecciones más destacadas es la pasión que tiene por el mundo de Tintín, el aventurero periodista salido del magín del dibujante belga Hergé. Es miembro de la Associació Tintinaire de Catalunya y su despacho siempre está ambientado con objetos e imágenes de las peripecias de este joven reportero. Una vez salió de la cárcel, uno de los actos de homenaje más emotivos que se le rindieron fue el del consulado en Barcelona de Sildàvia –el reino imaginario de los Balcanes donde pasan algunas de las aventuras de Tintín–, que representa Enric Reverté.
