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La vuelta al Camp Nou en el curso 24-25 cada vez parece más lejana e imposible

Joan Laporta i la seva directiva, visitant les obres del Camp Nou

La directiva del FC Barcelona ha formateado la venta de los abonos de la temporada 2024-25 de manera que los socios han de competir entre ellos a fuerza de demostrar que unos son más leales que otros, empezando por que quienes compraron el de la temporada pasada, la del exilio, ahora han tenido la oportunidad de renovarlo antes que nadie con el privilegio añadido de que, según declaraciones de la directiva de Joan Laporta, tendrán asegurado el abono de media temporada en el Camp Nou a partir del momento en que sea posible abrirlo al público.

Si no se han producido denuncias y quejas hasta ahora es porque no se ha dado todavía una situación de overbooking. Es decir, un escenario en el que la demanda supere la oferta y sea necesario aplicar algún tipo de desempate, o bien dejar a unos fuera y a otros dentro. El criterio que piensa aplicar la junta de Laporta es el de asegurarles, a quienes acompañaron al equipo al Lluís Companys, una plaza en el Spotify Camp Nou desde la reapertura y mientras el aforo siga limitado por las obras, una situación que podría prolongarse hasta la 2025-25 casi con toda seguridad.

Este lunes se pone a la venta el resto de las localidades ofertadas hasta las 27.576 previstas para arrancar la temporada en Montjuic, de modo que podrá medirse la respuesta de una masa social que, mayoritariamente, se había acogido a la moratoria vigente, la posibilidad de no sacar ningún abono sin perder el derecho de renovarlo cuando se ponga fin a la reforma del estadio, que en la pasada campaña fueron más de 65.000 socios.

Si la temporada anterior se fijó la cifra de los abonos solicitados en aproximadamente 17.000, al cierre de este primer ciclo de ventas será posible calibrar si la llegada de Hansi Flick al banquillo como sustituto de Xavi, así como la consolidación de la nueva generación de la Masía, liderada por Lamine Yamal, se han convertido en elementos de tracción suficientes para superar esa barrera y también si ha podido influir como estimulante ese trato preferente para la vuelta al Camp Nou a media temporada.

Cualquier evaluación y análisis estará limitado, sin embargo, a la confusión causada por una actualización del censo cuyos resultados finalmente no se han dado a conocer en otra muestra del desgobierno y caos interno. En algún momento de ese proceso, fuentes del club afirmaron que, precisamente, unos 2.000 socios de los abonados de Montjuic no habían completado el trámite, de modo que habrían causado baja en el caso de aplicarse las propias reglas anunciadas por la junta a finales de noviembre del año pasado. De ser así, se habría dado el caso, igualmente surrealista y delirante, de que personas no socias del FC Barcelona hubieran disfrutado de las ventajas de disponer de un abono en las mismas condiciones que un socio legalmente reconocido y al día de pago, pues el carnet se renueva por año natural al principio del nuevo año. Todo indica que, después de todo, la junta emitió la renovación de la totalidad de los socios, hubieran actualizado o no sus datos, incluidos los 3.240 socios que, no siendo abonados del Camp Nou, consiguieron un abono para el Lluís Companys, beneficiados por la baja demanda del momento.

Ahora, a lo largo de esta semana, hasta el 24 de junio, el resto de los socios abonados al Camp Nou podrán retirar un abono válido de momento solo para media temporada en Montjuic y para los cuatro partidos de la primera fase de la Champions en un nuevo formato que no permite cambiar de estadio y que se prolongará seguro hasta primeros del año 2025.

Los volúmenes que se vayan a registrar estos días indicarán hasta qué punto el abonado del Barça ha despertado en la antesala de un regreso al estadio, a Les Corts, que se da por probable a principios de 2025. En ningún caso, como había prometido reiteradamente Laporta, será posible para el 29 de noviembre de este año coincidiendo con el 125º Aniversario de la fundación del FC Barcelona, una celebración que ahora mismo ha perdido aquel horizonte de grandeza y de brillantez pretendido.

Lo que suena extraño, o más sospechoso tratándose de los tejemanejes de Laporta, es que ya se haya descartado el regreso para el 29 de noviembre y, en cambio, se haya deslizado la fecha del 15 de diciembre como probable. La diferencia de dos semanas entre una y otra parece subsanable con un pequeño esfuerzo, si de verdad la junta quería regalar a los socios un acto relevante y multitudinario para el 125º aniversario. En cambio, lo que sí que ha dejado claro la junta, y ha previsto en su comunicación a los socios y a los medios, es que existe la posibilidad de jugar la temporada 2024-25 íntegramente en Montjuic. La contempla con un sencillo mecanismo de activar la renovación automática del resto de la mitad del abono que ahora se pasa al cobro para extenderlo hasta el último partido en casa, sea en mayo o en junio. Los abonados a Montjuic no tendrían, en este supuesto, la posibilidad de elegir o no prorrogarlo, sino la obligación de pagarlo. La directiva de Laporta se ha reservado, además, el anuncio de la fecha a partir de la cual los socios podrían iniciar el proceso de solicitud del medio abono para el Camp Nou a partir de la reapertura y sí que ha dejado bastante abierta la posibilidad de retrasarla hasta la 2025-26.

Los expertos, por otro lado, coinciden en subrayar la verdadera imposibilidad de compatibilizar el ritmo de las obras con partidos ocasionales cada semana o cada quince días, entre Liga, Copa y Champions, debido a la extrema complejidad de ir habilitando los accesos y la logística necesaria en función de los días y las horas de los partidos, ni que sea con un aforo reducido para 50.000 o 60.000 espectadores. Más bien sostienen que el constructor, Limak, ya ha advertido de dificultades insuperables, por no decir que la directiva es hoy plenamente consciente de que no habrá otro remedio que completar una segunda temporada en el exilio.

Esta opción, que cada día que pasa sube más enteros, no podía ser avanzada, al contrario, en esta época de promoción y venta de los abonos para evitar precisamente que los socios se desanimaran. Laporta les ha puesto la miel en los labios sugiriendo, eso sí, sin la firmeza necesaria ni la seguridad de que realmente el primer equipo pueda regresar al Camp Nou en algún momento de la temporada. Cuando probablemente se dé este escenario tampoco se producirán las sanciones por incumplimiento del calendario en contra de Limak porque así se previó en su momento en la licitación y la letra pequeña no es, en el fondo, tan dura ni rotunda, sino que admite la posibilidad de retrasos en bastantes supuestos. El principal es que si la directiva quiere que el Barça de Flick juegue en el Canp Nou sería del Barça el responsable de asumir los costes extra o bien un retraso enorme en la finalización de las obras.

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