Josep Manuel Busqueta. En un mensaje en la red social X escribió, al día siguiente de las elecciones, lo siguiente: “¿La opción de que la CUP se sume al tripartito de izquierdas poniendo algunos temas sobre la mesa como el Hard Rock la descartamos? Tal y como está el patio, así de entrada, me parece una lástima”. Su pregunta recibió algún comentario favorable pero muchos reproches, lo que le llevó a escribir el martes un segundo post: “Siento el aliento de los comisarios políticos en la nuca, sólo por haberme atrevido a proponer una hipótesis. ¡Qué suerte haberme liberado de tanta mediocridad y sectarismo! ¡Qué suerte poder decir y hacer lo que me da la puta gana! ¡La marinada baja fresquita con tanta lluvia!”. Lo acompañó de dos emoticonos sonrientes.
Busqueta interactuó con algunos de los usuarios de X que le recriminaron su propuesta. En uno de sus comentarios escribió: “Justo lo que buscaba era la opinión. Mi intención era plantear la hipótesis de si podría ser practicable y consensuar unos mínimos para incidir en un hipotético gobierno del PSC. Sin ninguna expectativa de nada”.
Durante la campaña electoral, la candidata de la CUP a la presidencia de la Generalitat, Laia Estrada, dejó claro que ponía una línea roja frente al PSC pero dejó la puerta abierta a negociar el apoyo a Carles Puigdemont, aunque muchos dirigentes de Junts han demostrado estos días su simpatía con Israel en pleno genocidio del pueblo palestino, una de las causas que más ha movilizado a los anticapitalistas en los últimos meses.
Josep Manuel Busqueta fue uno de los dos diputados que por indicaciones de la dirección de la CUP se abstuvieron en el 2016 en la investidura de Puigdemont como presidente de la Generalitat para facilitar su nombramiento. El 12 de enero de ese año, tras abstenerse en esta votación, renunció al acta de diputado.