La presidencia belga del Consejo de Europa durante este semestre no ayudará mucho al proceso por el reconocimiento del catalán, el euskera y el gallego como nuevas lenguas oficiales de la Unión Europea (UE). Es sabido que Bélgica arrastra, desde hace décadas, un duro conflicto lingüístico que ha comportado la segregación de las comunidades flamenca y valona.
También que hay muchos países de la UE con minorías lingüísticas que podrían reclamar su oficialidad, complicando y encareciendo todavía más los gastos de traducción de las 24 lenguas reconocidas actualmente. De momento, en la próxima reunión de ministros de Asuntos Generales de este 29 de enero, la oficialidad del catalán, impulsada por la anterior presidencia española, no figura en la agenda de temas a tratar, pendiente de recibir varios informes jurídicos.
