Los obispos españoles han resuelto que «la extrapolación» de los datos de la encuesta del Defensor del Pueblo en el informe sobre los abusos sexuales en la Iglesia «no corresponde a la verdad ni representa al conjunto de sacerdotes y religiosos». La asamblea extraordinaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE) de este lunes ha celebrado que el informe sitúe «en el centro» a las víctimas y se ha unido a la petición del Defensor del Pueblo que «urge» al Estado a «asumir su responsabilidad en la tarea conjunta de poner fin a esta lacra que afecta a toda la sociedad».
Sin embargo, los obispos han considerado erróneo hablar únicamente de los casos relacionados con la Iglesia, y han señalado que «dejar de tener en cuenta la magnitud del problema y la dimensión mayoritariamente extraeclesial supone no afrontar las causas y perpetuarlo en el tiempo». Según consideran, «poner el foco exclusivamente en la reparación de las víctimas de la Iglesia discriminaría a la mayoría de las víctimas, a las cuales convertiría en víctimas de segunda».
Hay que recordar que este mismo domingo, el cardenal arzobispo de Barcelona y presidente de la CEE, Joan Josep Omella, aseguraba que las cifras de menores víctimas de abusos sexuales por parte de la Iglesia del informe «son mentira y tienen intención de engañar». Según la encuesta del Defensor del Pueblo, el 1,6% de la población española ha sufrido abusos en el ámbito religioso. Muchos medios han extrapolado el porcentaje, cosa que el informe no hace, y han cifrado las víctimas en más de 440.000.
Más allá de esto, los obispos han considerado «valiosas» las recomendaciones que propone el informe y han decidido encargar al servicio de protección de menores de la CEE «el itinerario» de aplicación de estas recomendaciones, en relación con «los canales de reparación, prevención y formación». El itinerario será implementado en la próxima asamblea de noviembre.
Por otro lado, los 88 obispos presentes en la asamblea, 31 de manera presencial y 57 por videoconferencia, han manifestado el «dolor por el daño causado por algunos miembros de la Iglesia» y han reiterado la petición de perdón a las víctimas. También han expresado el deseo de trabajar conjuntamente en la reparación «integral» de las víctimas y «de profundizar en los caminos para su protección, su acompañamiento y la prevención de los abusos».