Tras este Sant Jordi habrá solo un agricultor de rosas en toda Cataluña. La producción catalana se ha ahogado por la competencia feroz procedente de Sudamérica (Colombia y Ecuador), de África (Kenia y Etiopía) y el norte de Europa (Holanda).
Los dos únicos productores que quedan en toda Cataluña, Flores Bertran (Teià), que ha anunciado su cierre, y Flores Pons (Santa Susanna), acumulan una producción de unas 90.000 rosas para el 23 de abril y la demanda total es de siete millones.
Vilassar de Mar, Vilassar de Dalt, Tiana, Santa Susanna, Sant Andreu de Llavaneres, el Masnou, Premià de Dalt y Cabrils eran algunos de los municipios con la mayor producción de la comarca del Maresme, donde había más de 400 explotaciones agrícolas y centenares de hectáreas dedicadas exclusivamente a la flor. Las buenas condiciones del Maresme (temperaturas suaves, larga exposición solar, tierras con buen drenaje y agua subterránea de poca salinización) la hacen, junto con la comarca de la Selva, una zona idónea.
En los años setenta, el Maresme cubría el 80% de toda la demanda de rosas en Sant Jordi. Este año solo se llegará al 2%. Y el año que viene la cifra será todavía menor.