La huelga de los maestros iniciada la semana pasada ha vuelto a poner al consejero catalán de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray, bajo el foco del cuestionamiento. Su continuidad no ha sido nunca puesta en entredicho desde la Presidencia de la Generalitat, donde su confianza en el consejero siempre ha estado total.
A pesar de que algunas voces del propio partido de Gonzàlez-Cambray (ERC) se han encargado de hacer saber al presidente, Pere Aragonès, la incomodidad que les creaba alguno de sus planteamientos, nunca han conseguido que su figura se cuestione seriamente.
Ahora, pero, después de la huelga, las críticas llegan también otros lugares. JxCat no ha hecho sangre abiertamente, pero ha mostrado ciertas reticencias con las formas del consejero. La CUP, en cambio, ha dejado claro a Pere Aragonès que no entiende por qué no lo cesa inmediatamente.
