Los presos independentistas estuvieron con el proceso de petición del tercer grado durante semanas. Las juntas de los centros penitenciarios dieron su visto bueno a la concesión de los permisos, y los técnicos del Departamento de Justicia tenían semanas para aportar su resolución y aplicar, en caso afirmativo, el tercer grado. Pero, casualmente, y seguro que fruto de todas las casualidades, la resolución de Justicia -en manos de Esquerra- llegó el día que comenzaba la campaña electoral, lo que provocó que el pasado viernes salieran todos y se pasaran el fin de semana de mitin en mitin. Con este calendario -que nadie identifica con nada que no sea un proceso ordinario-, los independentistas se aseguraban que los presos podrían participar en los actos al menos un fin de semana, incluso contando que la Fiscalía podía recurrir la decisión y los presos terminar volviendo a la cárcel.
Pero la jugada es aún mejor para ERC, que dejó a Carme Forcadell unos días más en la cárcel mientras, oficialmente, seguía tramitando la petición, y así, con un proceso diferenciado, quizás la expresidenta del Parlament la pueden tener en los mítines un poco más de tiempo. Y es que en ERC han visto como todas las «casualidades del mundo» se han alineado para garantizar la presencia de sus presos en todos los mítines de la campaña.