Transversalizados

Me he quedado más tranquila después de saber por boca del ministro de Asuntos Exteriores que las cárceles españolas son comodísimas y que la cabellera de Carles Puigdemont no ha de sufrir por la calidad del champú cuando vuelva a la madre patria de su exilio dorado en la capital de la Europa de los mercados. Dice Alfonso Dastis que son tan modélicas que mucha gente –supongo que habla de los pobres que no pueden pagar el alquiler de la barraca- las escogería sin dudar para vivir porque además de modernas, son gratis. Se ve que el hecho de estar encerrado entre barrotes es para el ministro con menos sentido del ridículo del gobierno Rajoy –con permiso de Cospedal- una cuestión accesoria.

Mientras Oriol Junqueras sigue de retiro espiritual en la confortable prisión de Estremera y Meritxell Borràs se recupera de la lesión que se hizo en el exclusivo gimnasio de Alcalá-Meco, observo la enloquecida carrera de los partidos catalanes para cerrar las listas de las elecciones del 21-D con fichajes desconcertantes. El listón lo puso muy alto Miquel Iceta hace unos días cuando anunció la incorporación a la candidatura del PSC del democristiano Ramon Espadaler, consejero de Mas, heredero de Duran y contrario a los matrimonios homosexuales; y del expodemita pasado de vueltas Carlos Jiménez Villarejo. Creía que después de escuchar al nuevo coordinador de los fórums empresariales de la CEOE decir que votará socialista sin complejos ya estaba todo dicho, pero no.

A la espera de que un Iceta más transversal hacia la derecha que nunca contrate los servicios de Manuel Valls como telonero, los talibanes hiperventilados siguen dando títulos de buenos y malos catalanes, y esta vez le ha tocado la perra gorda al periodista Jaume Barberà por apoyar a los comunes, tan equidistantes del resto de partidos como de ellos mismos. Sin embargo, si hay una lista que destaca por su transversalidad es la del presidente destronado. La colección de celebrities en horas bajas y cargos públicos en paro que ha conseguido reunir Puigdemont en un tiempo récord está dejando a los republicanos bastante descolocados y la elevada concentración de egos que acumula garantiza cuatro años más de espectáculo, siempre que el 155 lo permita.

Supongo que es para contrarrestar la gran capacidad de convocatoria de los convergentes tuneados que la futura presidenta de Cataluña ha asegurado que el gobierno central amenazó con sangre y muertos en las calles si se proclamaba la independencia. Dice la poco transversal Marta Rovira que sabían por fuentes contrastadas y fiables que el ejército español estaba preparado para repetir su entrada triunfal por la avenida Diagonal. Asegura que fue la amenaza de violencia extrema contra el pacífico pueblo catalán y no la incompetencia reconocida por el gobierno cesado por Rajoy la que hizo imposible desplegar la prometida independencia. «Estábamos preparados pero no estábamos dispuestos», resumió en un intento fascinante de seguir enredando a la parroquia con cuentos chinos.

Tanta transversalidad me desconcierta y mucho me temo que el día siguiente al 21-D los catalanes seguiremos coexistiendo en dos universos paralelos. Por desgracia ya no podremos contar con el sentido común del fiscal general del Estado para poner orden a tanto desconcierto. Como mínimo espero que su repentina muerte sea convenientemente investigada. Hablan de su mal karma, pero no me extrañaría que el causante de esta gran pérdida para la democracia española haya sido un agente ruso contratado por los independentistas. Si han sido capaces de eliminar a Santi Vila y olvidarse una pierna por el camino qué no harían con Maza.

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