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Cisma en la extrema derecha

Manifestants ultres a Montjuïc

Manifestants ultres a Montjuïc

Jose L. Cánovas

Catalán en Valencia y valenciano en Barcelona. Licenciado en Ciencias de la Información y postgrados en Reporterismo y Periodismo Digital. Antes Vanity Fair, lamalla.cat, XTVL y Efe. Ahora, El Triángulo. Català a València i valencià a Barcelona. Llicenciat en Ciències de la Informació i postgraus en Reporterisme i Periodisme Digital. Abans Vanity Fair, lamalla.cat, XTVL i Efe. Ara, El Triangle.
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La plataforma ultra La España en Marcha (LEM), que reúne a varias formaciones de la extrema derecha española, se podría romper tres meses después de haberse conformado con el objetivo de, según su manifiesto fundacional, «defender la unidad de la patria».

 

Los reiterados llamamientos a la lucha armada del presidente de Alianza Nacional (AN), Pedro Pablo Peña, han parecido demasiado incluso a Manuel Canduela, líder de Democracia Nacional (DN), que ha iniciado una ronda de contactos con el resto de grupos que integran la plataforma para conocer su «grado de condena» respecto a las intenciones de Peña, y en consecuencia decidir sobre su continuidad en el proyecto.

 

El presidente de Alianza Nacional, como ya había hecho antes, aseguró el pasado sábado en Montjuic que la extrema derecha está preparada para la lucha armada para evitar la independencia de Cataluña. «Haremos como ETA»; «no reprochamos la sangre, sino la traición»; y «tenemos la infraestructura necesaria», fueron algunas de las frases que han movido a Canduela a mostrar su disconformidad con su colega ultra.

 

 

En un comunicado difundido en la web de su formación, el líder de DN ha criticado estas declaraciones: «No sólo me parecen profundamente inmorales porque me repugna el terrorismo, arma marxista por excelencia, sino porque las considero terriblemente irresponsables y porque creo que sólo un loco, o una persona que conscientemente quiere reventar LEM, puede hacer«.

 

«El señor Pedro Pablo Peña, además de proporcionar la carnaza necesaria para que los medios de comunicación hostiles a los patriotas hagan su trabajo, parece querer decir una y otra vez ‘¡Deténganos, que atentaremos! ¡Créanme que podemos hacerlo!'», ha apuntado Canduela, que piensa que estas palabras pueden frenar la «creciente simpatía popular» hacia los movimientos ultras.

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